En medio de la APP para transformar El Campín, el IDRD y el Consecionario Sencia firmaron el acta de inicio de las obras.
En medio de la APP para transformar El Campín, el IDRD y el Consecionario Sencia firmaron el acta de inicio de las obras.
El proyecto que llevarán a cabo el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) y el concesionario Sencia marca el inicio de una ambiciosa renovación de la zona de El Campín en Bogotá, apuntando a crear un ecosistema multifuncional de deportes, cultura y entretenimiento. Esta iniciativa representa una Asociación Público-Privada (APP) de tipo privada, es decir, sin necesidad de recursos públicos, y contempla una inversión significativa de $ 2.4 billones. Este plan busca transformar el entorno urbano y mejorar la infraestructura de la ciudad para eventos deportivos y culturales de gran escala.
Uno de los pilares del proyecto será la construcción de un nuevo estadio El Campín con capacidad para 50.000 personas, dotado de instalaciones modernas, incluyendo un techo retráctil y espacios VIP. Este estadio también ofrecerá facilidades para personas con movilidad reducida, áreas de descanso, restaurantes y una estructura que permita eventos deportivos y culturales sin interferencias entre ellos. Según Edgar Cardona, director del proyecto, la visión es que este estadio se convierta en un referente para América Latina y esté alineado con los más altos estándares internacionales.
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La ejecución de esta renovación se dividirá en tres fases: una preoperativa, una de construcción y una operativa, siendo la primera fase el proceso de permisos y el mantenimiento de la infraestructura actual. Esta etapa de preconstrucción durará alrededor de 12 meses y permitirá planificar la demolición y construcción gradual de las tribunas del estadio para que las actividades deportivas puedan continuar. La fase de construcción se estima en 3.5 años, mientras que la fase operativa tendrá una duración de 24.6 años, donde Sencia asumirá el mantenimiento y administración del complejo.
El impacto económico será significativo, no solo por la inversión inicial sino por el empleo que generará. Durante la construcción, se espera que se creen 1.500 empleos directos, mientras que la fase operativa podría ofrecer hasta 4.500 trabajos. Este desarrollo se traduce en un estímulo a la economía local, con un aporte estimado de $ 550.000 millones para la ciudad, gracias a los empleos generados y el movimiento económico que la infraestructura atraerá.
Además del estadio, el Complejo Cultural y Deportivo incluirá un auditorio sinfónico, sede de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, que hasta ahora no cuenta con un espacio propio en la ciudad. Este auditorio tendrá capacidad para más de 2.000 personas y espacios para ensayos adicionales, brindando una plataforma para eventos culturales de gran escala y contribuyendo al fortalecimiento de la oferta cultural de la ciudad.
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Las instalaciones también incluirán una clínica especializada en medicina deportiva, un hotel, y zonas comerciales y recreativas. Este enfoque holístico asegura que la zona de El Campín se convierta en un epicentro de servicios variados, desde turismo y entretenimiento hasta salud y deporte. El proyecto también contempla áreas verdes, senderos y urbanismo que permitirá a las familias disfrutar de actividades al aire libre.
Este acuerdo marca el inicio de una nueva era en la infraestructura urbana de Bogotá. El director del IDRD, Daniel García, destacó que este complejo será un espacio de alto nivel que contribuirá a los objetivos de desarrollo de la ciudad, especialmente bajo el Plan Distrital de Desarrollo “Bogotá Camina Segura”, y lo hará sin requerir inversiones directas del Distrito. Así, el proyecto busca posicionar a Bogotá como un destino turístico y cultural relevante en América Latina.
El CEO de Sencia, Jaime Luque Ramírez, subrayó que este proyecto no solo impactará la economía y el turismo, sino también la salud, el deporte, la movilidad y el medio ambiente de la ciudad. El proyecto, adjudicado tras un proceso de evaluación de seis años, fue seleccionado por su propuesta integral y su compromiso con la sostenibilidad y el desarrollo urbano.
Una de las particularidades del proyecto es que garantiza la continuidad de las actividades deportivas en El Campín mientras se construye el nuevo estadio. Esto se realizará a través de una demolición y construcción por etapas de cada tribuna. La estrategia permitirá que el público y los equipos puedan seguir usando las instalaciones sin interrupciones.
Además de los beneficios económicos, el proyecto promete ser un modelo de infraestructura sostenible y adaptativa, con un diseño que prioriza el uso eficiente de recursos y la integración de la tecnología para optimizar los tiempos y costos en la operación de eventos. De esta manera, el complejo buscará ser un modelo replicable para futuras intervenciones urbanas en otras ciudades.
Finalmente, la fase de reversión al final del contrato asegura que la infraestructura vuelva al Distrito después de 29 años, momento en el que Bogotá contará con un activo mejorado y moderno sin haber destinado recursos propios para su construcción.