Decenas de vehículos que intentaban entrar a Bogotá por la Autopista Norte. Rutas escolares, buses intermunicipales y del SITP quedaron atrapados en medio de las aguas.
Decenas de vehículos que intentaban entrar a Bogotá por la Autopista Norte. Rutas escolares, buses intermunicipales y del SITP quedaron atrapados en medio de las aguas.
El 6 de noviembre de 2024, la Autopista Norte se vio severamente afectada por fuertes inundaciones debido a un torrencial aguacero que paralizó la movilidad en la ciudad. Las lluvias torrenciales provocaron acumulaciones masivas de agua que dejaron anegados varios sectores. El flujo de vehículos se detuvo por completo, y muchos conductores quedaron atrapados en la vía, sin poder avanzar ni retroceder debido a la magnitud del agua estancada.
El deterioro de la infraestructura de drenaje ha sido uno de los factores que agravaron el problema. Aunque se han implementado planes para mejorar el manejo del agua en esta zona, la capacidad de los sistemas no ha sido suficiente para enfrentar lluvias de esta intensidad. Las autoridades locales señalaron que, en algunas partes, el agua alcanzó hasta un metro de altura, bloqueando accesos importantes y generando un caos generalizado en la movilidad urbana.
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El papel del Humedal Torca es crucial en este contexto, ya que su función natural es regular el flujo de agua y prevenir inundaciones. Sin embargo, el área del humedal ha sido severamente reducida y degradada por proyectos urbanísticos y expansión vial. La pérdida de estos humedales ha disminuido la capacidad natural de la región para manejar el exceso de agua de manera eficiente. Esto contribuyendo así a situaciones extremas como la de esta jornada. El impacto ambiental y la negligencia en la protección de estos ecosistemas son temas de gran preocupación.
Además, expertos en ecología urbana han advertido sobre la necesidad urgente de restaurar y proteger el Humedal Torca. Según ellos, conservar estos ecosistemas es esencial para la mitigación de eventos extremos de lluvia en el norte de Bogotá. El desinterés y la falta de una gestión ambiental adecuada han creado una situación en la que las consecuencias del cambio climático y las precipitaciones inusuales son cada vez más evidentes y devastadoras para la infraestructura de la ciudad.
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En respuesta a la crisis, la Alcaldía de Bogotá activó sus protocolos de emergencia. Por lo que desplegó equipos de rescate y gestionando el drenaje del agua en las áreas afectadas. Sin embargo, las críticas no se hicieron esperar. Muchos ciudadanos y activistas ambientales exigieron explicaciones sobre las fallas en la infraestructura y señalaron la falta de acciones preventivas. En redes sociales, se viralizaron imágenes de la Autopista Norte transformada en un río. Lo que alimentó un debate sobre la planificación urbana y la sostenibilidad.
La conexión entre estas inundaciones y el cambio climático también ha sido un tema de discusión. Los expertos explican que el cambio climático ha intensificado los patrones de lluvia, haciendo que las tormentas sean más fuertes y frecuentes. Sin un sistema de humedales como Torca completamente funcional, la ciudad queda expuesta a mayores riesgos. Esta situación pone de relieve la importancia de la resiliencia urbana y de integrar la conservación de ecosistemas naturales en la infraestructura urbana.
En medio de esta emergencia, se presentó un debate sobre la extensión de la ALO. Desde la alcaldía de Carlos Fernando Galán y algunos sectores indican que el gobierno nacional en cabeza del presidente Gustavo Petro y la ministra de Ambiente, Susana Muhamad han bloqueado el proyecto. Desde la ANLA afirmaron que la licencia ambiental no se ha otorgado porque se pidieron ajustes en el plan de la vía y dichas correcciones no se han entregado.