Lo que alguna vez fue un espacio olvidado, hoy es el corazón deportivo de la localidad de Suba. Las tardes de martes y jueves se llenan de energía con CrossHiit, una iniciativa que convoca a personas de todas las edades.
Lo que alguna vez fue un espacio olvidado, hoy es el corazón deportivo de la localidad de Suba. Las tardes de martes y jueves se llenan de energía con CrossHiit, una iniciativa que convoca a personas de todas las edades.
En las tardes de martes y jueves, cuando el sol comienza a caer sobre la localidad de Suba, el CEFE Fontanar del Río sigue latiendo. No es un lugar cualquiera; es un punto de encuentro, un espacio que se mueve al ritmo de las pesas, las cuerdas y las risas. Aquí, entre semana, cuando la mayoría termina su jornada laboral, se reúne un grupo de hasta 200 personas para hacer CrossHiit. No es solo un ejercicio; es una forma de conectar, de compartir, de crecer. Y detrás de todo esto está el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD), que ha convertido este lugar en un escenario de transformación social.
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José Alirio Correa Acosta es uno de los que nunca falta. Llegó hace tres años, cuando un profesor llamado John lo invitó a probar algo nuevo. «Al principio éramos pocos, unos diez o quince», recuerda José, mientras se prepara para la sesión de la tarde. «Pero hoy somos muchos, a veces hasta 200 personas. Es increíble ver cómo ha crecido esto».
El CrossHiit, impulsado por el IDRD, se ha convertido en una actividad que convoca a personas de todas las edades y condiciones. «Aquí no importa si eres joven o mayor, si tienes experiencia o no», dice José. «Lo importante es venir con ganas. Todos nos apoyamos, nos motivamos. Es como una gran familia».
Las sesiones, que se realizan entre semana en las tardes, son el momento perfecto para que todos puedan asistir después del trabajo o de sus obligaciones diarias. «Es bonito ver cómo la gente llega con energía, listos para moverse, para superarse«, comenta José. «Aquí no solo hacemos ejercicio; nos conectamos, y nos ayudamos».
María Yolanda Velázquez, conocida por todos como “Doña Yoli”, es una de las que nunca se ausenta en las sesiones. Con más de 50 años, ella es un ejemplo de que nunca es tarde para empezar. «Yo soy de las primeras», dice con orgullo. «Cuando llegué, no sabía qué era el CrossHiit, pero me animé a probar. Y aquí sigo, tres años después».
Para Doña Yoli, las tardes en este CEFE de Suba son un momento especial. «Es el espacio que me regalo a mí misma», dice mientras se ajusta las mangas de su camiseta. «Aquí no solo hago ejercicio; me siento viva, conectada con los demás. Es un tiempo para mí, pero también para compartir».
El IDRD ha logrado que este lugar sea más que un espacio para hacer ejercicio. Es un refugio donde las personas encuentran no solo salud física, sino también un sentido de pertenencia. «Aquí he conocido a gente maravillosa», dice Doña Yoli. «Hemos crecido juntos, nos hemos apoyado. Realmente nos sentimos como una familia».
Nelsy Pedraza recuerda cómo era el CEFE antes de que se convirtiera en lo que es hoy. «Cuando abrieron, no había mucho», dice, mientras camina por la terraza donde ahora se realizan las clases. «No había instalaciones grandes, ni materiales, pero igual veníamos. Hacíamos colectas para comprar micrófonos, audífonos, lo que fuera necesario».
Para esta entusiasta del deporte, el CEFE es más que un lugar para hacer ejercicio. Es un espacio de memoria, de lucha y de crecimiento. «Aquí hemos visto cómo todo ha mejorado», dice. «Antes hacíamos ejercicio en el pasto húmedo, nos llenábamos de barro, pero no importaba. Lo importante era estar aquí, juntos».
El IDRD ha sido fundamental en esta transformación. Con su apoyo, el CEFE ha pasado de ser un espacio casi olvidado a un lugar lleno de vida, donde la comunidad se reúne no solo para hacer ejercicio, sino para compartir, para crecer, para vivir.
Mónica Sanabria, instructora de actividad física del IDRD, es una de las responsables de que el programa de CrossFit en el CEFE haya crecido tanto. «Empezamos con diez personas», recuerda, mientras observa a un grupo de más de cincuenta que levantan pesas y saltan cuerdas. «Hoy tenemos sesiones con hasta 200 personas».
Para Mónica, el éxito del programa no está solo en los números, sino en la comunidad que se ha formado alrededor de él. «Aquí no importa si eres joven o mayor, si eres hombre o mujer, si tienes experiencia o no. Lo importante es venir con ganas, con disposición. El resto lo hacemos juntos».
El IDRD ha logrado que el CEFE sea un espacio donde la fuerza no solo se mide en kilos levantados, sino en la capacidad de unir a una comunidad. «Aquí hemos visto cómo el CrossFit ha transformado vidas», dice Mónica. «Pero también hemos visto cómo la comunidad ha transformado este lugar».
En el CEFE Fontanar del Río en Suba, las tardes de martes y jueves son especiales. Es el momento en que la comunidad se reúne para hacer CrossHiit, pero también para compartir, para reír, para apoyarse. Aquí, entre pesas y cuerdas, se teje una historia de superación, de lucha y de vida. Un lugar donde, como dice Doña Yoli, «todos son bienvenidos».
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El IDRD ha logrado que este lugar en Suba sea un escenario de transformación, un espacio donde la vida se renueva, donde las personas encuentran no solo salud, sino también esperanza. Y en el centro de todo esto está el CrossHiit, un ritmo que, como la vida misma, no para. Porque en las tardes de Suba, el CEFE Fontanar del Río late, y con él, late también el corazón de una comunidad unida.
(Con información del IDRD)