jueves, 24 de abril de 2025

La Tierra, más allá del suelo que pisamos

Pensarnos el Territorio más allá del espacio que habitamos, una invitación de la FAO con ocasión del Día Internacional de la Madre Tierra con la campaña #SomosdelaTierra, #SomosTerritorio.

El derecho a la tierra fundamenta la consecución y garantía de otros derechos humanos. Es esencial para la seguridad y el desarrollo de las personas e implica el acceso a la tierra, así como la seguridad en su tenencia y la posibilidad de utilizarla para sustento y desarrollo.

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En Colombia, de acuerdo con el DANE, aproximadamente el 80 % del territorio está clasificado como rural, y en estas áreas reside cerca de la tercera parte de la población. Es el campo la mayor despensa de alimentos para quienes habitan en el país; al menos un 70 % producidos por manos campesinas, indígenas y afrodescendientes que hacen parte de la agricultura campesina, familiar étnica y comunitaria (ACFEC).

La Tierra nos permite contar con una mejor producción, que retorna a campos y ciudades en forma de alimentos para unamejor nutrición, producción que depende de varios factores como la tenencia y gobernanza de la tierra, el uso sostenible de los recursos naturales con un mejor medioambiente y la mano de obra para que sea posible.

Velar por la garantía de estos requisitos es entonces una necesidad a resolver para construir de manera conjunta las condiciones necesarias para que en la ciudad y en el campo todos gocemos de una vida mejor.

¡Haz parte de la conversación! #SomosdelaTierra#SomosTerritorio

A partir de hoy, Día de la Madre Tierra, y hasta el 29 de abril, te invitamos a compartir lo que representan para ti la tierra y el territorio. Acompáñanos a ampliar la conversación con los numerales #SomosdelaTierra #SomosTerritorio posteando en tus redes con un video, audio o fotografía con la que nos cuentes:

  • ¿Cómo describes tu relación con el territorio en el que vives?
  • ¿Qué te hace sentir el pertenecer a este lugar?
  • ¿Qué te enseñaron tus abuelas, abuelos o mayores sobre la tierra?
  • ¿Qué prácticas cuidas o mantienes vivas para proteger tu territorio?
  • ¿Qué quisieras heredar a las próximas generaciones sobre tu forma de habitar la tierra?

Encuentra en el archivo el template para personalizar tu perfil en redes sociales o descarga aquí las plantillas para para compartir la imagen de la campaña: #SomosdelaTierra 2025

Sin tierra no hay desarrollo, bienestar, ni futuro

#SomosdelaTierra: nuestro derecho, nuestro territorio

Cuentan las abuelas que en un principio todo era abundancia. Ríos rodeaban las veredas y, de la nada, casi sin esfuerzo, brotaban frutos de múltiples colores que la tierra daba como ofrenda para sus habitantes.

La diversidad de paisajes se acompañaba por múltiples gentes, algunas nativas de cada zona y otras visitantes, que luego de un tiempo comenzaban también a habitar aquellos lugares.

Sin embargo, poco a poco estos escenarios fueron cambiando. ¿Las razones?, muchas en verdad, pero una que pesa con fuerza: la violencia.

Esas tierras, fructíferas y armoniosas comenzaron a quedar deshabitadas, mientras que las ciudades se desbordaban por la llegada masiva de personas que, buscando un mejor futuro, se desplegaban a lo largo y ancho de estos territorios desconocidos.

Campesinos, indígenas y afrodescendientes eran ahora nuevos residentes de las grandes ciudades, donde ya no había mucho más que hacer que dedicar largas jornadas al desarrollo de labores ajenas a lo que ya en sus vidas habían aprendido.

El azadón fue reemplazado por herramientas extrañas. Sus días ya no iniciaban con canasto para recolectar los alimentos que con sus manos habían producido, ahora, entre el agite urbano, una sola bolsa sería suficiente para llevar a casa lo que en el supermercado compraban.

Ya no había habas, maíz, ni huevos recién recogidos; ahora los alimentos venían envasados en sofisticados empaques con colores y publicidad que poco entendían. Atrás quedaban los almuerzos familiares que reunían a todos en torno al fogón, solo quedaban las ollas y trastes con lo poco que pudieran conseguir.

Solo bastó un breve momento para que la vida tranquila transitara hacia la desesperanza, y que los anhelos de tener por generaciones un legado de campo y abundancia, pasara al desconcierto y la incertidumbre.

¿Qué detonó esa transición? La pérdida de la tierra. La finca que abuelos y antepasados habían conservado, ahora no les pertenecía, y con esa pérdida también fue desapareciendo la cultura e identidad.

Esta es la historia de millones mujeres y hombres en Colombia; 8,6 millones de desplazados internos de acuerdo con la IV Encuesta Nacional de Verificación 2023. Más de 8 millones de planes de vida fueron trastocados por la ruptura de la conexión que da la tierra y el territorio. 

Una historia de la que los 45 millones restantes de habitantes en Colombia quizás conozcan poco, nada más allá de lo que hayan visto en las noticias o lo que les ha contado algún vecino, pero que sin duda alguna también les afecta.

¿Cómo podría vincularnos esta problemática?

Pues bien, es muy posible que al menos la mitad de esos 8,6 millones de personas antes de salir de sus territorios se dedicaran a la producción de alimentos. De acuerdo con estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), al menos el 70 % de los alimentos que llegan cada día a nuestras mesas han sido producidos por la agricultura campesina, familiar, étnica y comunitaria, es decir, productoras y productores agropecuarios de pequeña escala.

Esta migración elevada, que va dejando el campo colombiano con poca gente, y también con pocas ganas de quedarse, especialmente para las nuevas generaciones, tiene entonces una repercusión importante para los habitantes urbanos.

En el cotidiano, implicaciones como el desabastecimiento por temporadas o la pérdida de la biodiversidad alimentaria por el cambio en los patrones de consumo, así como el incremento en el costo de los alimentos, son algunos ejemplos de los efectos de la pérdida de gobernanza territorial.

El hambre no es por falta de tierra, es por falta de acceso justo a ella. De acuerdo con la última Encuesta de Calidad de Vidapresentada por el DANE, en 2023 el 26,1% de los hogares en Colombia no logró acceder a las tres comidas básicas al día, mientras que el 4,8% solo logró tener una de estas comidas y en muchas ocasiones ni siquiera una.

Ahora, si lo vemos a gran escala, el impacto puede ser mayor en el orden productivo y comercial. A menor producción, mayor costo -ya lo hemos dicho-, pero también menos oportunidades de desarrollo, porque estos habitantes rurales, que antes percibían mayores ingresos, ya no cuentan con los mismos recursos para la compra de productos y servicios que cualquier persona puede necesitar.

¿Y si hablamos de la naturaleza? Aquí la cosa también puede escandalizar. El cambio de uso de la tierra, sumado al cambio climático y prácticas agresivas para la producción agrícola acelerada, entre otros factores, hacen que los suelos se degraden, que el agua se agote y que los bosques vayan desapareciendo.

Hablar hoy de la tierra y el territorio, es una necesidad si queremos dar un giro a la historia y pensar en un futuro que beneficie a todas y todos, en el campo y en las ciudades. Para ello es preciso cambiar la mirada, y dimensionar la tierra como un todo, la tierra donde nace la vida, la tierra donde nacen el desarrollo y las oportunidades, la tierra donde se gesta la identidad de una nación.

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Con esta invitación damos apertura a la campaña #SomosdelaTierra. Una invitación para construir juntos una mejor vida para todas y todos, partiendo desde la producción sostenible, respetuosa de la naturaleza, de la cultura y de la identidad de las comunidades rurales.

(Con información de la FAO)

Redacción Nacional

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