domingo, 4 de mayo de 2025

Presidente Petro anunció que el frente 33 se concentraría en una ZUT

A través de redes sociales, el presidente Gustavo Petro anunció que el frente 33 de las disidencias se concentraría en una Zona de Ubicación Temporal o ZUT.

En una reciente publicación en su cuenta de X (antes Twitter), el presidente Gustavo Petro anunció un nuevo avance en el marco de su política de Paz Total. Se trata del acuerdo alcanzado entre el gobierno nacional y el frente 33 del Estado Mayor Central de las FARC, liderado por alias ‘Calarcá’, para establecer una zona de ubicación temporal (ZUT) en el municipio de Tibú, Norte de Santander. Este tipo de zonas son espacios delimitados en los que un grupo armado puede concentrarse con el objetivo de facilitar procesos de diálogo y desescalamiento del conflicto.

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La decisión fue el resultado de una reunión celebrada en la ciudad de Cúcuta, donde representantes del gobierno y delegados del frente 33 acordaron los términos para la instalación de la ZUT. Según se conoció, esta zona permitirá no solo el cese de hostilidades en una región fuertemente afectada por el conflicto armado, sino también un primer paso hacia la eventual incorporación de esta disidencia al proceso de paz liderado por el Ejecutivo.

La presencia del frente 33 en el Catatumbo ha sido una de las más problemáticas en los últimos años. Esta zona, ubicada en el nororiente del país, ha sido escenario de múltiples enfrentamientos entre actores armados ilegales, en particular entre el frente 33 y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN). La disputa territorial ha provocado desplazamientos forzados, confinamientos y una profunda crisis humanitaria que afecta a miles de campesinos y comunidades indígenas.

Además del conflicto con el ELN, el frente 33 mantiene diferencias internas con otras disidencias de las extintas FARC, especialmente con el bloque liderado por alias ‘Iván Mordisco’, cabeza visible del Estado Mayor Central. Estas tensiones evidencian la fragmentación de las antiguas estructuras guerrilleras, lo que representa un desafío adicional para el gobierno en su intento de consolidar una paz duradera y efectiva.

La experiencia con otros grupos armados, como los Comuneros del Sur en el departamento de Nariño, demuestra que la instalación de zonas de ubicación temporal puede generar resultados positivos, aunque no exentos de dificultades. En esos casos, se ha observado una reducción parcial de la violencia en los territorios y un mayor acercamiento entre los combatientes y las instituciones del Estado.

Sin embargo, la implementación de una ZUT en Tibú no está exenta de riesgos. Uno de los principales desafíos será garantizar la seguridad de los miembros del frente 33, quienes podrían convertirse en objetivo militar del ELN, organización que ha rechazado tajantemente cualquier avance de sus rivales en territorios que considera propios. Esto plantea una amenaza directa tanto para los combatientes como para la población civil circundante.

A esto se suma la crítica situación de seguridad en muchas regiones del país, donde diversos grupos armados al margen de la ley, como el Clan del Golfo, siguen ejerciendo control territorial, extorsionando, reclutando menores y enfrentándose entre sí. La fragmentación del conflicto en Colombia ha generado un panorama complejo en el que cada grupo tiene intereses particulares, lo que dificulta la construcción de consensos duraderos.

En ese sentido, cualquier avance con el frente 33 deberá ir acompañado de estrategias claras y coordinadas de seguridad territorial, atención humanitaria y desarrollo social. La paz no puede ser únicamente una declaración política; requiere acciones concretas que transformen las condiciones estructurales que permiten el surgimiento y la permanencia de estos grupos armados.

Además, la voluntad del grupo armado para mantenerse dentro del proceso será determinante. Aunque el frente 33 ha expresado su disposición al diálogo, aún no está claro si su intención es una desmovilización genuina o una táctica para obtener reconocimiento político y legitimidad en un escenario de confrontación múltiple. La historia de los procesos de paz en Colombia ha mostrado que no todos los acuerdos se traducen en resultados sostenibles.

El gobierno, por su parte, tendrá que demostrar capacidad institucional para manejar el proceso, incluyendo la verificación de compromisos, la supervisión internacional y la participación de las comunidades locales. Estas últimas han sido víctimas recurrentes del conflicto y merecen tener voz en las decisiones que afecten su seguridad y su futuro.

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La instalación de esta zona de ubicación temporal (ZUT) podría ser un paso más hacia la construcción de la Paz Total que ha propuesto el presidente Petro, una iniciativa ambiciosa que busca incorporar a todos los actores armados ilegales en procesos de negociación. No obstante, también requiere una evaluación constante, transparencia en su desarrollo y un amplio respaldo de la sociedad colombiana para evitar frustraciones o retrocesos.

Redacción Nacional

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