Un escándalo político se ha generado tras revelarse las conversaciones del excancillar Álvaro Leyva donde se le escucha presuntamente fraguando un complot contra el presidente Gustavo Petro.
Un escándalo político se ha generado tras revelarse las conversaciones del excancillar Álvaro Leyva donde se le escucha presuntamente fraguando un complot contra el presidente Gustavo Petro.
Según un reportaje de El País de España, se difundieron audios en los que el excanciller Álvaro Leyva presuntamente discute un plan para destituir al presidente Gustavo Petro, recurriendo incluso al respaldo de políticos del ala derechista en Estados Unidos.
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En los audios, Leyva reconoce que las conversaciones fueron reales, aunque las califica de íntimas y privadas, y no niega haber buscado apoyo de congresistas republicanos como Mario Díaz‑Balart y Marco Rubio.
Según él, el plan contemplaba sustituir a Petro por la vicepresidenta Francia Márquez, quien es mencionada como parte del supuesto complot. Márquez ha negado cualquier participación.
El País afirma que este complot incluía también la idea de involucrar a actores armados como el ELN y el Clan del Golfo, lo que agravaría aún más la gravedad de las acusaciones.
En los audios se escucha a Leyva afirmar que contaba con evidencias sobre el supuesto estado de salud de Petro, incluso sugiriendo que el mandatario tenía problemas de adicción a drogas.
El presidente Petro calificó estos audios como un “acto de venganza bárbaro” y los interpretó como una tentativa de golpe de Estado organizada desde el extranjero.
Además, instó a que las personas nombradas en los audios, como Francia Márquez y Vicky Dávila den explicaciones ante la justicia, afirmando que él no exige la renuncia de Márquez, pero sí que aclare públicamente su posición.
La vicepresidenta Francia Márquez respondió contundente: “No me presto a conspiraciones”, rechazando la insinuación de que ella estuviera involucrada.
En apoyo a la institucionalidad, figuras de todos los partidos —desde Álvaro Uribe y Humberto de la Calle, hasta Angélica Lozano y Carlos Fernando Galán— repudiaron el presunto complot y pidieron que se respete el mandato democrático de Petro. Uribe también defendió la honorabilidad de Miguel Uribe Turbay, nombrado en los audios de Leyva.
La canciller Laura Sarabia calificó a Leyva como “ruin y miserable” y afirmó que se trataba de “un atentado contra la democracia”.
El ministro de Trabajo Antonio Sanguino también se pronunció: “Son delitos contra la democracia y constituyen traición a la patria”.
Desde la Fiscalía, la senadora María José Pizarro recordó que Petro había solicitado investigar a Leyva por sedición, y exigió que se abriera un proceso inmediato por instigación a golpe de Estado.
Por su parte, Leyva ha mantenido un perfil bajo. El diario La República y El País indican que el excanciller se encuentra en Madrid, evitando hacer declaraciones públicas desde que se conocieron los audios.
En el ámbito internacional, estas revelaciones provocaron inquietud sobre la injerencia extranjera en asuntos nacionales, y subrayaron el rol de servicios de inteligencia del gobierno colombiano, que supuestamente captaron las grabaciones.
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Este escándalo ha generado una condena unánime por parte de la clase política, reforzado la narrativa de Petro sobre la existencia de complots en su contra y abrió la puerta a una investigación formal por parte de las autoridades colombianas.