La Cinemateca de Bogotá anunció que no hará parte del Mubi Fest 2025 Bogotá, pues Mubi tiene vínculos con la empresa israelí Sequoia Capital.
La Cinemateca de Bogotá anunció que no hará parte del Mubi Fest 2025 Bogotá, pues Mubi tiene vínculos con la empresa israelí Sequoia Capital.
La Cinemateca de Bogotá anunció que no participará en la edición del Mubi Fest Bogotá, prevista dentro del ciclo regional, sumándose así a la presión internacional y poniendo en evidencia la crisis de legitimidad cultural que atraviesa la plataforma debido a su relación con Sequoia Capital.
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La ola de cancelaciones inició el 2 de julio de 2025, cuando la plataforma de streaming de cine independiente Mubi anunció la cancelación del Mubi Fest 2025 en Ciudad de México, evento programado para el 4 al 6 de julio en la Cineteca Nacional, alegando “consideraciones de seguridad” y la intención de garantizar una “experiencia óptima” para el público.
Aunque Mubi argumentó una decisión logística, el trasfondo real de la cancelación fue la creciente presión pública y el llamado al boicot por parte de colectivos en favor de la causa palestina, tras revelarse que Mubi recibió una inversión de 100 millones de dólares de Sequoia Capital —un fondo con fuertes vínculos al sector militar israelí.
Activistas y colectivos culturales en México denunciaron que Sequoia Capital financia empresas de tecnología de defensa israelí, como Kela y Mobileye, implicadas en la acción militar contra Gaza. Esto motivó críticas a Mubi por aceptar capital proveniente de quienes, según los manifestantes, están involucrados en crímenes de guerra.
Colectivos como El Mono y los Olivos convocaron públicamente a boicotear el festival con mensajes como “No al sionismo en nuestros espacios de cultura”, argumentando que Mubi contradice su discurso de plataforma “comprometida” al recibir financiamiento de un fondo directamente vinculado a la ocupación en Palestina.
Mubi emitió dos comunicados oficiales: el primero justificando cancelación por “seguridad”, y luego otro para defender su neutralidad. La plataforma afirmó que los valores individuales de los inversionistas no representan su propia visión y que su alianza busca impulsar “cine audaz y visionario”.
A pesar de los comunicados, la molestia creció en redes sociales. Muchos usuarios calificaron la respuesta de Mubi como “tibia” y acusaron a la compañía de “evadir la raíz ética del financiamiento y censurar el debate real”.
La cancelación en México dejó la puerta abierta a consecuencias en otras sedes del festival. Ciudades como Buenos Aires o Santiago podrían ver cancelaciones similares si persisten las protestas locales contra los nexos con Sequoia Capital.
Por el momento, ya en Colombia se unió la Cinemateca de Bogotá; entidad pública que promueve el cine y que ya había participado en la primera edición.
Si bien el Mubi Fest había sido concebido desde 2024 como un proyecto global —con sedes en Ciudad de México, Bogotá, Buenos Aires y otras—, la polémica ha dejado en entredicho su continuidad en América Latina por el rechazo de instituciones culturales y públicos críticos.
En México, pese a que ya se habían vendido todas las entradas y estaba confirmada la participación de más de 20 títulos (incluidos estrenos de Cannes, clásicos restaurados y una instalación artística sobre Twin Peaks), el evento fue suspendido abruptamente sin mayor explicación, generando frustración entre asistentes y cineastas.
La controversia también expuso una discusión más profunda sobre la financiación ética del cine independiente. Mubi, que solía relacionarse con propuestas marginales y de resistencia cultural, se vio cuestionada por aceptar capital con origen en entidades vinculadas a la industria militar israelí.
La cancelación del Mubi Fest 2025 en México y la respuesta institucional en Bogotá reflejan una creciente exigencia por coherencia cultural. La comunidad cinematográfica latinoamericana pone el foco en la necesidad de plataformas que respalden narrativas independientes sin someterse a capital que podría asociarse con violaciones de derechos humanos.
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La acción tomada por la Cinemateca de Bogotá recibió más comentarios positivos que negativos, en medio de un creciente boicot a las empresas relacionadas con las acciones bélicas de Israel en Gaza.