Aunque bajo el recelo de la Unión Europea, Vladimir Putin y Donald Trump tendrían su primera reunión desde que el presidente norteamericano volvió al poder.
Aunque bajo el recelo de la Unión Europea, Vladimir Putin y Donald Trump tendrían su primera reunión desde que el presidente norteamericano volvió al poder.
El próximo 15 de agosto de 2025, Donald Trump y Vladimir Putin tendrán un encuentro en la base militar de Elmendorf-Richardson, Alaska, el primero en suelo estadounidense desde 1988. El lugar fue elegido por su seguridad y simbolismo histórico, dado que Alaska formó parte del Imperio Ruso).
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Según Trump, el objetivo es impulsar un alto al fuego y finalizar el conflicto en Ucrania, aunque planea abordar este tema sin la presencia de Zelenskyy, a quien prometió incluir en una reunión posterior si se avanza con un “trato justo”.
Trump ha sugerido reevaluar las fronteras ucranianas, incluso mediante “intercambios de territorio” en regiones disputadas como Donetsk, Luhansk y Crimea. Putin, por su parte, aspira a consolidar las regiones anexadas y bloquear la entrada de Ucrania a la OTAN.
La cumbre se produce tras una reunión preliminar en Moscú entre Putin y el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, que allanó el camino para este cara a cara.
Desde la perspectiva estadounidense, la cumbre es un reunión “sin sentimientos”: una sesión exploratoria para evaluar el terreno, más que una negociación formal.
En Washington y Bruselas, la cumbre ha despertado alarma. La Unión Europea y Zelenskyy insisten en que Ucrania debe estar involucrada y en que no se puede legitimar la conquista rusa.
Se anticipa que Trump ofrecerá aranceles del 100 % a países que mantengan relaciones comerciales con Rusia si no se logra una paz en un plazo determinado. De hecho, ya impuso un 50 % a India por comprar petróleo ruso.
El plan de aranceles busca presionar a los países BRICS —como India, Brasil y Sudáfrica— para que no fortalezcan la economía rusa si Moscú no avanza hacia un alto el fuego y la retirada de fuerzas ucranianas.
Pero otros, como Reuters y AP, opinan que reducir sanciones sin la cooperación de Europa sería poco efectivo, y que las economías rusa e india se han adaptado a filtros globales.
Frente a esto, defensores de derechos civiles destacan que otorgar legitimidad a territorios conquistados por la fuerza podría establecer un precedente peligroso: de cambiar mapas mediante acción militar.
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La cumbre en Alaska combina una estrategia diplomática audaz de EE.UU. con una Rusia buscando consolidar sus ganancias en Ucrania. Si bien Trump ofrece incentivos económicos y arancelarios, el éxito depende de incluir a Europa y a Ucrania en el proceso, de lo contrario podría debilitar alianzas estratégicas y obstaculizar una paz justa y duradera.