Funcionarios israelíes admiten que aproximadamente el 53 % de Gaza sigue bajo ocupación, mientras que varias zonas del norte, este y sur permanecen prohibidas al tránsito civil.
Funcionarios israelíes admiten que aproximadamente el 53 % de Gaza sigue bajo ocupación, mientras que varias zonas del norte, este y sur permanecen prohibidas al tránsito civil.
En el centro de la Franja de Gaza, Nesreen Hamad espera con ansiedad noticias de su esposo. Madre de tres hijos, fue desplazada junto a su familia a Deir al-Balah, mientras su marido emprendía el regreso a lo que quedó de su hogar en el barrio de Sheij Radwan, en Ciudad de Gaza.
“Mi marido partió hoy hacia nuestra casa en Sheij Radwan. Sabíamos que había sido bombardeada, pero verlo con nuestros propios ojos fue todavía más doloroso”, relató a DW por teléfono. Su vivienda está completamente destruida y gran parte del vecindario, asegura, es ahora irreconocible.
El esposo de Hamad es una de las miles de personas que, tras el anuncio del alto el fuego el pasado 10 de octubre, decidieron volver al norte de Gaza. Imágenes difundidas en redes sociales muestran a cientos de familias desplazándose por la carretera costera, muchas de ellas a pie, con lo poco que pudieron conservar tras dos años de guerra.
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El cese de hostilidades fue acordado tras intensas negociaciones indirectas entre Israel y Hamás, con mediación de Estados Unidos. El plan, propuesto por Washington, busca poner fin a un conflicto que ha devastado Gaza desde octubre de 2023.
Aún quedan por definir muchos de los puntos más controvertidos del acuerdo. En la primera fase, Hamás liberó a los 20 rehenes israelíes que seguían con vida, mientras que Israel se comprometió a excarcelar a casi 2.000 prisioneros palestinos, muchos detenidos sin cargos. También se entregaron los cuerpos de 28 rehenes fallecidos.
La guerra comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás lanzó una ofensiva contra varias localidades israelíes, bases militares y el festival de música Nova, cerca de la Franja. Según las autoridades israelíes, murieron unas 1.200 personas y 251 fueron tomadas como rehenes.
Para Hamad, el alto el fuego llega como un alivio, pero también como un recordatorio del sufrimiento vivido. Su familia, desplazada en 17 ocasiones, perdió su hogar y gran parte de su entorno.
“La guerra ha terminado, gracias a Dios, pero solo después de matar todo lo que había dentro de nosotros. Mató a amigos, familiares y vecinos. Destruyó Gaza. Nos convirtió en ruinas psicológicas”, lamenta. “Espero que no vuelva nunca y que no tengamos que experimentar de nuevo ese miedo”.
Las Naciones Unidas estiman que cerca de dos tercios de los edificios de la Franja han sido dañados o destruidos. La Autoridad Sanitaria de Gaza, controlada por Hamás, calcula más de 67.000 muertos —en su mayoría civiles— durante los dos años de combates. La Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU ha calificado el conflicto como un genocidio, acusación que Israel rechaza de forma categórica.
Mahmoud Afif, padre de seis hijos, decidió no abandonar Ciudad de Gaza pese a los intensos bombardeos israelíes. No tenía dinero ni para el transporte ni para pagar alojamiento en el sur. “Me movía entre tres lugares diferentes y, gracias a Dios, ninguno de mis hijos murió”, dice por teléfono. Sin embargo, su casa en el barrio de Shijaiyah quedó reducida a escombros.
“He perdido mi hogar, el que construí con mis hermanos tras trabajar toda mi vida, y todo por culpa de Hamás e Israel”, afirma con amargura. “Todo lo ocurrido en Gaza en los últimos dos años no ha servido para nada. Al contrario, nos ha hecho retroceder. Israel se ha ganado enemigos para muchos años”.
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Aunque el alto el fuego contempla una retirada parcial de las Fuerzas de Defensa de Israel, el ejército mantiene el control de más de la mitad del territorio. Funcionarios israelíes admiten que aproximadamente el 53 % de Gaza sigue bajo ocupación, mientras que varias zonas del norte, este y sur permanecen prohibidas al tránsito civil.
Faten Lubbad, una joven de Sheij Radwan, también descubrió que la casa de su familia quedó destruida. Su familia resistió en el norte hasta que, en septiembre, la intensificación de los ataques los obligó a huir hacia Jan Yunis, en el sur, donde ahora viven en una celda de una antigua prisión.
Para ella, la vida en Gaza ha llegado a un punto sin retorno. “Volver al norte no tiene sentido si hemos perdido nuestra casa”, afirma. “Podemos quedarnos un tiempo, hasta que consigamos pasaportes y podamos salir, primero a Egipto o a cualquier otro país. La guerra puede haber terminado, pero el infierno continúa”.
Pese a la calma relativa, el miedo persiste. Muchos gazatíes dudan de que el alto el fuego se mantenga, especialmente tras la experiencia de marzo pasado, cuando Israel rompió un acuerdo similar y reanudó su ofensiva. En días recientes, el primer ministro Benjamín Netanyahu advirtió que el país volverá a la guerra si Hamás no se desarma completamente.
Los equipos de emergencia han comenzado a recuperar cadáveres bajo los escombros. Miles de personas permanecen desaparecidas, y muchas fueron enterradas de forma improvisada durante los combates.
Mientras tanto, padres como Nesreen Hamad se preocupan por el futuro de sus hijos, que llevan dos años sin educación formal y con un sistema sanitario devastado. Aunque el nuevo acuerdo prevé el ingreso de ayuda humanitaria, aún se desconoce cuánto permitirá Israel pasar por los pasos fronterizos.
El interrogante sobre el futuro político de la Franja sigue abierto. El plan estadounidense contempla una administración palestina tecnocrática, supervisada por actores internacionales, entre ellos el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el exprimer ministro británico Tony Blair. Sin embargo, muchos palestinos aseguran no sentirse representados.
“No quiero a Hamás, ni a ninguna facción palestina”, dice Hamad. “Cualquier organismo internacional que pueda reconstruir Gaza sería bienvenido”.
Mahmoud Afif comparte esa visión: “No sé quién gobernará Gaza, pero sí sé que no quiero a nadie de la era anterior”, afirma. “Solo espero que quien lidere ahora construya un futuro mejor para nuestros hijos”.
We return, we rebuild, we live. #Gaza pic.twitter.com/jH66bbpJZt
— Muhammad Smiry 🇵🇸 (@MuhammadSmiry) October 12, 2025