A lo largo de su vida, Cheney enfrentó graves problemas cardíacos, sufriendo su primer infarto a los 37 años.
A lo largo de su vida, Cheney enfrentó graves problemas cardíacos, sufriendo su primer infarto a los 37 años.

A los 84 años, falleció el exvicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney, una de las figuras más influyentes de la política estadounidense contemporánea. La familia del político republicano confirmó su deceso este martes mediante un comunicado, en el que detalló que la causa fueron complicaciones derivadas de una neumonía y una enfermedad cardiovascular. Cheney murió el lunes, acompañado de su esposa e hijas.
“Durante décadas, sirvió a nuestra nación como jefe de gabinete de la Casa Blanca, congresista por Wyoming, secretario de Defensa y vicepresidente de EE. UU.”, indicó la familia, que destacó su legado de servicio público.
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Dick Cheney fue un actor de primer orden en la historia reciente de Estados Unidos. Su influencia se extendió a lo largo de varias administraciones republicanas, y su papel como vicepresidente de George W. Bush (2001-2009) lo consolidó como una de las voces más poderosas dentro del Gobierno estadounidense en ese periodo.
Previamente, Cheney había ocupado cargos de alto nivel: fue jefe de gabinete de la Casa Blanca durante el gobierno de Gerald Ford, congresista por Wyoming y secretario de Defensa bajo la presidencia de George H. W. Bush, desde donde dirigió la intervención militar en el Golfo Pérsico en 1991.
Durante la administración de George W. Bush hijo, Cheney se convirtió en un arquitecto de la “guerra contra el terrorismo” tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Promovió una expansión del poder presidencial, debilitado según él tras el escándalo del Watergate, y fortaleció el rol de la vicepresidencia como un centro de decisión política y de seguridad nacional.
Cheney fue también uno de los principales defensores de la invasión de Irak en 2003, justificándola bajo el argumento —más tarde desacreditado— de la existencia de armas de destrucción masiva. Además, respaldó el uso de técnicas de interrogatorio “reforzadas” contra sospechosos de terrorismo, incluyendo el ahogamiento simulado y la privación del sueño, medidas que desataron amplios debates sobre derechos humanos.
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A lo largo de su vida, Cheney enfrentó graves problemas cardíacos, sufriendo su primer infarto a los 37 años. Pese a ello, mantuvo una intensa actividad política y una fuerte presencia en el debate público estadounidense incluso después de dejar el cargo.
En los últimos años, se mostró abiertamente crítico del expresidente Donald Trump, a quien calificó como “una amenaza para la república”. En 2024, anunció su respaldo a la candidatura de Kamala Harris, rompiendo con la línea tradicional de su partido.
Considerado por los historiadores como uno de los vicepresidentes más influyentes en la historia de Estados Unidos, Cheney deja un legado complejo: una mezcla de eficiencia política, poder discrecional y controversia moral.
En el comunicado que confirmó su muerte, su familia lo describió como “un hombre bueno que enseñó a sus hijos y nietos a amar a su país y a vivir sus vidas con coraje, honor, amor y amabilidad”.
Statement by President George W. Bush on Vice President Dick Cheney:
— George W. Bush Presidential Center (@TheBushCenter) November 4, 2025
The death of Richard B. Cheney is a loss to the nation and a sorrow to his friends. Laura and I will remember Dick Cheney for the decent, honorable man that he was. History will remember him as among the finest… pic.twitter.com/fmx7hI4eFD