sábado, 22 de noviembre de 2025

El emblemático Ballet Ciudad de São Paulo de Brasil tendrá una única presentación en el Teatro Colón

Este sábado 22 de noviembre, 19 bailarines estarán en escena, 18 del elenco estable del Ballet de la Ciudad de São Paulo y una bailarina invitada, para representar la visión radical del coreógrafo Alejandro Ahmed que concibe los cuerpos como un organismo expandido

El emblemático Ballet de la Ciudad de São Paulo llega al Teatro Colón con Réquiem SP, una obra que trasciende los límites de la danza contemporánea al convertir el sonido en materia viva. La compañía, una de las más influyentes e innovadoras de América Latina, se presenta en el Centro Nacional de las Artes como parte de su franja internacional Vuelta al Mundo, con una pieza en la que cuerpo se convierte en territorio sensible, atravesado por una arquitectura musical que marca cada gesto, cada silencio y cada ruptura. Si algo distingue a Réquiem SP es su universo sonoro: una música que no solo acompaña, sino que respira, se expande y se encarna.

Una compañía que redefine la danza desde 1968

Fundado en 1968 como Cuerpo de Baile Municipal, el Balé da Cidade de São Paulo nació para acompañar las óperas del Theatro Municipal de la ciudad brasileña, pero muy pronto se transformó en un laboratorio vivo de lenguajes contemporáneos. Desde 1974, cuando adoptó una identidad abiertamente experimental, la compañía se consolidó como un centro de vanguardia y un semillero de vocabularios dancísticos que han redefinido la escena brasileña y latinoamericana. 

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Ese espíritu pionero explica por qué coreógrafos de todo el mundo buscan crear obras para su elenco: un grupo de intérpretes que trabaja como un organismo expandido, capaz de dialogar con luces, objetos, imágenes y tecnologías como si todos fueran parte de un mismo cuerpo.

La obra: Réquiem SP, un ritual para mirar la vida de frente

En Réquiem SP, esa capacidad se potencia gracias a la visión de Alejandro Ahmed, coreógrafo y director artístico, cuya investigación ha dado lugar a conceptos como “situación coreográfica”, “danza generativa” y “coreografía inmaterial”. Su trabajo redefine el significado mismo de componer movimiento, no como una estructura fija sino como un ecosistema en constante emergencia. Es en este enfoque, guiado por la tríada coherencia-ritual-transformación, donde la música se vuelve protagonista absoluta: motor del gesto, detonante del trance, espacio de memoria y conmoción.

La obra se articula en dos actos continuos que comienzan con el estremecedor Requiem del compositor húngaro György Ligeti, una pieza que Stanley Kubrick llevó al espacio en 2001: Odisea del espacio, pero que ya era en sí misma un viaje hacia territorios desconocidos. 

Ligeti compone desde el vértigo: crea coros que gritan sin palabras, silencios que parecen precipicios y texturas que desafían la lógica musical tradicional. Su Requiem no busca consuelo; es una plegaria suspendida que observa la vida desde su fragilidad más absoluta. En Réquiem SP, esta música se convierte en el suelo emocional sobre el que los bailarines transitan la memoria, la pérdida y la irreversibilidad de la existencia. No se trata de interpretar la obra de Ligeti, sino de permitir que habite el cuerpo y lo transforme.

Entre estos dos actos surge un interludio donde el sonido se disloca y se reinventa. Las respiraciones de los intérpretes, el agua amplificada, los ecos del espacio y la manipulación digital construyen una atmósfera sensorial que parece expandir la escena más allá de lo visible. El oído se convierte en el primer territorio de la danza.

Un elenco que funciona como un organismo expandido

La presencia de diecinueve intérpretes, incluida la bailarina invitada Bill Valkirie, reconocida por su maestría en la técnica del krump (un estilo de danza urbana afroamericana), hace de esta obra un organismo escénico en combustión constante. Cada cuerpo funciona como una extensión del otro, y cada elemento en escena: luces, objetos, proyecciones, sonidos, se integra al movimiento como una prótesis sensible que respira y reacciona. No hay jerarquías: todo se une para crear una experiencia que es a la vez ritual, duelo y renacimiento.

A lo largo de sus más de cincuenta años de historia, el Balé da Cidade de São Paulo ha demostrado ser una compañía legendaria, no solo por su trayectoria, sino por su capacidad infinita de renovación. Réquiem SP confirma esta vocación. Combina una vanguardia radical con una profunda humanidad, propone una mirada frontal a la vida y se sostiene en la visión de un creador que ha expandido la coreografía más allá de sus definiciones tradicionales. El resultado es una experiencia donde la música no acompaña la danza: la música es la danza.

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El sábado 22 de noviembre, en el escenario del Teatro Colón, esta obra se convertirá en una presencia física que atraviesa al espectador. Una herida luminosa. Un espacio donde la belleza y el dolor conviven sin oponerse. Una invitación a sentir con el cuerpo entero, lo que solo la danza y el sonido pueden revelar. las entradas están disponibles en Tu Boleta.

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