Delegaciones indígenas de ambos países cerraron cuatro días de competencias y encuentro comunitario en Juradó, donde Colombia obtuvo la mayoría de títulos en las disciplinas deportivas.
Delegaciones indígenas de ambos países cerraron cuatro días de competencias y encuentro comunitario en Juradó, donde Colombia obtuvo la mayoría de títulos en las disciplinas deportivas.

Juradó, el punto donde la selva del Chocó se abraza con el Pacífico, despidió este 5 de diciembre los II Juegos Binacionales de Comunidades Indígenas Transfronterizas de Colombia y Panamá, un encuentro que durante cuatro días unió a 106 deportistas indígenas en torno al deporte, la memoria y el reconocimiento mutuo entre pueblos hermanos.
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El cierre estuvo marcado por la emoción de las últimas competencias y por un ambiente comunitario que recordó que estos juegos trascienden lo deportivo. Entre sones de tambores, bebidas tradicionales, niños acompañando a los atletas y emotivas despedidas, las delegaciones celebraron el valor de un encuentro que vuelve a demostrar que la frontera, más que dividir, teje lazos.
En lo deportivo, Colombia se impuso en la mayoría de disciplinas, destacándose en fútbol, tiro con arco, natación y apnea —prácticas profundamente ligadas al territorio chocoano—, mientras que Panamá obtuvo posiciones sobresalientes en cerbatana y canotaje. Más allá del resultado, ambas delegaciones coincidieron en que el mayor triunfo fue la integración entre comunidades.
El alcalde de Juradó, Denio Jiménez Rivas, celebró el espíritu de unidad que marcó la jornada: “La integración entre las comunidades colombianas y panameñas es uno de los mayores logros de estos Juegos Binacionales”, afirmó, destacando el rol del municipio como anfitrión del encuentro.
Desde la Cancillería de Colombia, el diplomático José Zambrano, delegado para los Juegos, resaltó el significado espiritual y cultural del evento para los pueblos indígenas del Pacífico y del Darién: “Con estos juegos esperamos que la hermandad entre los diversos pueblos indígenas que habitan estas bellas tierras, de montañas infinitas y azules mares, se demuestre en las pruebas y competencias que se realizan, pero sobre todo que la hermandad y los lazos históricos que nos unen se fortalezcan aún más”, señaló durante la clausura.
Por su parte, Siurania Mirones, jefa del Departamento del Hemisferio Occidental de la Dirección de Política Exterior de la Cancillería de Panamá, destacó la calidez del territorio y el profundo vínculo cultural que existe entre ambos países: “El recibimiento ha sido fantástico, nos han tratado con mucho cariño. Creo que estos juegos demuestran que la línea fronteriza es solo algo que está en nuestra imaginación, porque compartimos tanta cultura, tanta riqueza ancestral de nuestros pueblos originarios que finalmente nos sentimos uno”, manifestó.
Los II Juegos Binacionales fueron posibles gracias al trabajo conjunto entre la Cancillería de Colombia, el Fondo Rotatorio del Ministerio de Relaciones Exteriores —que aportó más de 189 millones de pesos— y la Alcaldía de Juradó, además del apoyo logístico y comunitario del municipio y sus autoridades indígenas. El encuentro se consolidó como un ejemplo de diplomacia comunitaria, una apuesta de la política exterior colombiana para fortalecer la integración entre pueblos fronterizos a partir del territorio, la cultura y el diálogo directo.
Con el cierre de esta edición, Colombia y Panamá reafirmaron su compromiso de seguir construyendo espacios deportivos y culturales que reconozcan a las comunidades indígenas como protagonistas de la integración binacional y guardianas de un legado compartido.
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La tercera versión de los Juegos Binacionales Indígenas Transfronterizos se realizará en 2 años en Panamá.