El general (r) Jorge Enrique Mora Rangel falleció el 6 de diciembre de 2025 en Bogotá, según informaron los principales medios nacionales; su muerte generó mensajes de condolencia desde distintos estamentos militares y políticos.
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Mora Rangel nació en Cúcuta, Norte de Santander, en 1945 (22 de noviembre, según registros biográficos) y su carrera militar comenzó con su ingreso a la Escuela Militar de Cadetes, donde se formó como oficial de infantería.
Durante más de cuatro décadas de servicio activo, Mora ascendió por las filas del Ejército colombiano y se destacó por su experiencia en operaciones contrainsurgentes, ocupando mandos de brigadas y cargos de planeación operacional.
Alcanzó la cúpula institucional al ser nombrado comandante del Ejército y, más tarde, comandante general de las Fuerzas Militares, cargos desde los cuales impulsó cambios en la estructura y en las doctrinas operativas durante finales de los años noventa y comienzos de los 2000.
Tras su retiro (presentó su renuncia a la carrera militar en 2003), Mora mantuvo actividad pública: fue embajador, asesor en seguridad y una voz habitual en debates sobre defensa y seguridad nacional.
En 2012 fue incluido por el Gobierno dentro del equipo negociador del Estado en las conversaciones con las FARC en La Habana, representando la perspectiva de las Fuerzas Armadas en asuntos como seguridad, desmovilización y reintegración.
Su presencia en la mesa fue interpretada por analistas como una señal de que el Estado buscaba incluir a mandos militares en el diseño de garantías de seguridad; su nombramiento tuvo respaldo dentro de sectores castrenses y críticas desde otros flancos políticos.
Aunque apoyó la idea de terminar el conflicto por la vía política en términos generales, Mora mantuvo una postura crítica sobre partes concretas del Acuerdo Final, en especial las relativas al régimen de justicia transicional y al tratamiento jurídico de excomandantes insurgentes.
Esas críticas públicas continuaron años después de la firma del acuerdo: Mora responsabilizó en distintos momentos a sectores del proceso por lo que consideró debilidades en la implementación y planteó reparos sobre cómo ciertas decisiones podían afectar la institucionalidad de las Fuerzas Militares.
En el marco de los mecanismos de justicia transicional, Mora compareció ante instancias vinculadas al proceso de esclarecimiento y responsabilidad, incluyendo actuaciones documentadas en archivos y compilaciones de la JEP relativas al proceso con las FARC. En sus intervenciones defendió la actuación institucional del Ejército y solicitó que los análisis consideraran el contexto operacional.
Para comentaristas y académicos, su trayectoria resume tensiones del país: fue un militar formado en la lógica de la confrontación que, simultáneamente, participó en los intentos de resolver el conflicto por la vía negociada y luego ejerció la crítica desde la institucionalidad. Esa ambivalencia define buena parte del debate público sobre su legado.
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Las instituciones militares y varios sectores públicos destacaron su liderazgo operativo y su compromiso con la seguridad, mientras que otros señalan que su voz crítica alimentó debates necesarios sobre la implementación del acuerdo y la memoria histórica. En adelante, las actas, testimonios y las decisiones judiciales y de la JEP seguirán siendo la referencia para entender su contribución completa al país.