Así fue el retorno de Rock Al Parque

La pandemia significó un largo hiato en el festival musical gratuito más grande de Latinoamérica. Idartes lo ha traído de nuevo, ahora durante dos fines de semana consecutivos. Además de mantener su propósito de abrir espacios a las mujeres que hacen música, ya sea como solistas o a bandas donde la mayor parte de sus integrantes sean mujeres.

La pandemia significó un largo hiato en el festival musical gratuito más grande de Latinoamérica. Idartes lo ha traído de nuevo, ahora durante dos fines de semana consecutivos. Además de mantener su propósito de abrir espacios a las mujeres que hacen música, ya sea como solistas o a bandas donde la mayor parte de sus integrantes sean mujeres.

“Severa energía”

El escenario Lago Radiónica, fue el más pequeño en comparación al Plaza o al Bio. Pero la energía de su público fue en cierta medida la envidia de los otros dos escenarios. Múltiples subgéneros del rock pasaron por esta tarima que todo el tiempo mantuvo el mismo ritmo.

Comenzó con el thrash metal de los tolimenses de Destroy, que luego cedieron el espacio a los alocados enmascarados de Sharon Tate que con sus ritmos agresivos de hardcore pusieron a saltar a más de una persona.

Mediando la tarde y en la misma onda hardcore apareció N.O.F.E desde Cali y Control HC de Medellín, estos últimos con un homenajes a los jóvenes víctimas de la violencia. Cayendo la tarde, la reconocida banda Nepentes de Medellín, recordó el paro nacional con su éxito “Protesta”.

Para cerrar el primer día, subieron a este escenario, los mexicanos de Pressive con su sonido nu metal. Y Billy The Kid de Costa Rica de nuevo trayendo hardcore al escenario que a pesar de las bajas temperaturas no impidió que el moshpit mantuviera su nivel.

Del folk al death, en un par de riffs

En el escenario Bio, desfilaron agrupaciones que casi abarcaban la gran mayoría de subgéneros del metal. Iniciando con Ynuk y su folk metal basado en el folclor andino, luego pasamos a la reconocida banda bogotana Ursus, con su speed metal contestatario.

El metal fue el principal protagonista del día sábado. Principalmente bandas de black, death y hardcore hicieron presencia en los tres escenarios.

Hacia la mitad de la tarde, desde Ecuador llegó Total Death con su doom metal. Al atardecer, fue The Scum de Manizales con su death metal quien hizo que el público sacudiera sus cabezas.

Cayendo la noche, apareció el siempre poderoso sonido del death metal sinfónico de Herejía, banda bogotana con más de 30 años de carrera. Siguiendo con las variantes del death metal, desde Suecia Frantic Amber trajo su proyecto principalmente femenino con sonidos de death metal melódico. El público quedó sorprendido por el español de su vocalista Elizabeth Andrews, y en especial cuando la banda interpretó “Lenguaje de mi piel” de la mítica banda antioqueña Kraken.

Cerrando la jornada, los veteranos del death metal sudamericano: Masacre. Con casi 35 años de carrera trajeron un poco más de nostalgia a esta tarima.

Cae la «oscuridad» sobre la plaza

La plaza del parque Simón Bolívar tradicionalmente ha sido el escenario más grande, y el que registra la mayor ocupación. Y en este día no fue la excepción.

 

Desde muy temprano fue la banda de punk K-rroña la que abrió el escenario. A continuación fue Blasfemia con su subgénero propio: Ultra metal, los que comenzaron el camino hacia la “oscuridad” de este escenario.

La súper banda femenina Crypta, trajo death metal al escenario. La voz de Fernanda Lira retumbó en el parque que mediando la tarde ya empezaba a llenarse. Le siguió la banda Evile de Reino Unido con un sonido de thrash metal europeo.

Al atardecer, fue otra banda veterana del metal colombiano y antioqueño: Vitam Et Mortem, quienes retomaron los sonidos del death metal. El black metal cerró la noche con tres grandes bandas internacionales. Primero fue la banda neerlandesa Asagraum conformada solo por mujeres quienes trajeron sonidos tradicionales del black metal escandinavo.

A continuación la iconografía cristiana ortodoxa y los hábitos llegaron al escenario con Batushka y su metal interpretado en eslavo eclesiástico. Cerró la noche, Watain continuando con el black escandinavo y la iconografía y la estridencia.

Psicodelia y blues

El escenario Radiónica tuvo sus particularidades durante este fin de semana. El sábado fue un derroche de energía derivado del hardcore, y el domingo fue calentando motores con el blues hasta llegar a vencer el frío a través del movimiento ligado a los sonidos psicodélicos y funky de las bandas invitadas.

Muy temprano fue la agrupación bogotana El Alcalde Morcilla quien inició la fiesta psicodélica. De Bogotá y a pesar de la lluvia, Los Niños Telepáticos siguieron sobre la misma línea agregando sonidos de rock progresivo a la tarde. Desde “la diecinueve con cuarta” llegó una la banda Buha 2030. Banda “pastusita” pero nacida en Bogotá trajo su rock aderezado con saxofones y clarinetes.

En la mitad de la tarde, aparece en escena la DJ argentina Dat García, una propuesta totalmente diferente que ha irrumpido con éxito en el mundo del folclore digital. Atardeciendo, el pop subversivo de Lao Ra irrumpió en el escenario, comenzando una onda “caribe” que luego continuarían los barranquilleros de Monkey Business.

Kike y Mono pusieron a bailar al público con su propuesta funk en medio de las bajas temperaturas. A continuación y para dar cierre al domingo, fue la agrupación española VVV, el trío que hizo saltar a la audiencia con su neobakalao, un subgénero derivado del post punk.

Pop Rock y Folk Alternativo

La jornada dominical del escenario Bio abrió con Yooko, charangos y guitarras eléctricas se hermanaron al ritmo del folk alternativo. Desde Cali, y con el calor de la Sultana del Valle, Rá La Culebra hizo olvidar la lluvia, con sus sonidos folclóricos y algo de ska.

Posteriormente subió el dúo de Boca de Serpiente, trajeron sus trabajos que recientemente lanzaron en plataformas digitales. Su canción “Culpa” puso a vibrar a la audiencia.

A partir de la mitad de la tarde, comenzó una fuerte presencia femenina en el escenario. Las chilenas de Frank’s White Canvas trajeron su rock con su mensaje crudo y directo. Luego el dúo de Las Añez llegaron con sus sonidos pop y folclóricos acompañados de líricas poéticas. Las gemelas ya se han convertido en una de las agrupaciones más queridas del público bogotano.

Para cerrar la presencia femenina, la chilena Francisca Valenzuela dio un derroche de energía con su pop rock. A continuación la reconocida compositora mexicana Ximena Sariñana subió al escenario e interpretó un trabajo que fue compuesto en un campamento de compositoras en la ciudad de Bogotá anteriormente.

Mucha nostalgia en el escenario Plaza

La lluvia acompañó la apertura del escenario Plaza, cuando la agrupación caleña Colectivo Blues de Cali inició su presentación. Esto no impidió que contagiaran con su música a un expectante público.

Hacia las 3 de la tarde, el funk psicodélico de Balthvs se apropió del escenario. Johanna, Balthazar y Santiago espantaron la lluvia capitalina con sus poderosos sonidos. Con un bailarín ataviado con trajes ceremoniales indígenas, hizo su aparición Las Tres Piedras. La agrupación pastusa combina sonidos ancestrales con post rock, ritmos con los cuales cautivó al público bogotano.

El escenario Plaza registró una gran audiencia que recordó las audiencias históricas del festival en el pasado.

La representación mexicana del domingo llegó de la mano de Elis Paprika. Elis, presentó en el festival, una agrupación conformada por mujeres colombianas en un ensamble interesante con un rock and roll que enloqueció al público. El blues regresó al escenario con Hello Yak, con 7 años de trayectoria mostraron el talento que los ha llevado a Europa en dos ocasiones.

Así fue como la primera ronda de nostalgia invadió el escenario. Christina Rosenvinge, una de las voces femeninas más reconocidas del rock en español apareció en escena recordando su exitoso trabajo Que me parte un rayo. El público coreó Tú por mí y 1.000 pedazos, entre otros éxitos que sonaron en las emisoras colombianas durante los noventas.


El día se terminó de la mano de dos agrupaciones argentinas. Primero, la cumbia villera y el tropi punk contestario de las chicas de Kumbia Queers. Y para terminar, Juliana y Alejandro de Miranda con su sonido electropop que conquistó Latinoamérica a principio del siglo.

Aún queda otro fin de semana más de fiesta rockera en Bogotá, las chaquetas, las sombrillas y las botas están listas para volver a encontrarnos en el parque Simón Bolívar este 3 y 4 de diciembre.

Ronald Ernesto Cano Gutiérrez

Ingeniero de sistemas de la UFPS, con estudios de fotografía y vídeo. Reportero gráfico enfocado en temas relacionados con la movilización social, y los eventos culturales y deportivos.

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