El expresidente Jair Bolsonaro fue capturado tras presuntamente manipular su tobillera electrónica, en un episodio que agrava su situación judicial y agita el panorama político de Brasil
El expresidente Jair Bolsonaro fue capturado tras presuntamente manipular su tobillera electrónica, en un episodio que agrava su situación judicial y agita el panorama político de Brasil

Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil, fue arrestado el 22 de noviembre de 2025 por orden del juez del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes, bajo la sospecha de que intentó manipular su tobillera electrónica para eludir su arresto domiciliario.
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La detención se produjo pocas semanas después de que Bolsonaro fuera condenado a 27 años de prisión por liderar un intento de golpe de Estado tras su derrota en las elecciones de 2022. Ahora Bolsonaro continuará su condena en una cárcel.
Según el propio de Moraes, en la madrugada del sábado se detectaron irregularidades con el dispositivo de vigilancia, un indicio de una posible fuga.
El pedido para que Bolsonaro use la tobillera ya había sido emitido en julio, cuando su equipo legal fue considerado un riesgo de fuga y se impusieron restricciones adicionales, incluyendo la prohibición de contacto con diplomáticos y de uso de redes sociales.
Bolsonaro ha criticado esa medida como una “humillación suprema”, argumentando que se usa para debilitarlo políticamente. En respuesta al arresto, sus abogados aseguraron que la decisión es “incomprensible”, dada su precaria salud, y anunciaron que apelarán. La operación fue ejecutada por la Policía Federal en su residencia en Brasilia, tras una orden preventiva del STF.
A nivel político, su captura sacude a Brasil. Bolsonaristas y otros sectores de la derecha lo ven como un acto de persecución judicial, mientras que el gobierno y parte del progresismo definen la acción como una medida necesaria para preservar la democracia.
Analistas advierten que, con Bolsonaro detenido, podría relucir su figura de mártir entre sus seguidores, consolidando un discurso contra lo que denomina “judicialización de la política”. Además, se espera que su arresto tenga impacto en la próxima contienda electoral, ya que Bolsonaro había manifestado intenciones de regresar al poder.
El control de la tobillera y la vigilancia extrema también pone el foco en el poder del poder judicial brasileño, especialmente del juez Moraes, criticado por aliados de Bolsonaro por su actuación en casos políticos. Bolsonaro más allá de la detención, admitió que si manipuló la tobillera la cual quedó quemada tras la acción del expresidente brasilero.
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La detención marca un momento de inflexión: Bolsonaro deja de ser solo un exmandatario para convertirse en preso político para algunos y en líder encarcelado para otros, mientras el país se prepara para una nueva etapa de confrontaciones institucionales.