Reacciones encontradas sobre «cese» de hostilidades entre Israel e Irán

Tras el ataque de Irán a la base aérea de Al-Udeid en Catar, uno de los centros operativos más importantes de Estados Unidos en Oriente Medio, el presidente estadounidense, Donald Trump, aseguró públicamente que existía un cese al fuego entre Israel e Irán. El anuncio lo realizó a través de su red social, Truth Social, en la cual expresó su satisfacción por lo que describió como el fin de la «guerra de los 12 días».

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En su mensaje, Trump felicitó a los gobiernos de Tel Aviv y Teherán por lo que consideró una decisión sabia y estratégica. En un gesto inusual, incluso bendijo a los tres países involucrados generando una mezcla de sorpresa y escepticismo en los analistas internacionales.

Sin embargo, el gobierno iraní respondió de inmediato señalando que no había aceptado ningún acuerdo de cese al fuego con Israel. Un portavoz del Ministerio de Exteriores en Teherán indicó que Irán cesaría las hostilidades solamente si Israel hacía lo mismo, lo cual no se ha cumplido, según múltiples fuentes en la región.

El aparente malentendido fue rápidamente amplificado por los medios internacionales. Mientras Trump afirmaba que la guerra había terminado, los bombardeos mutuos continuaban. Tanto Jerusalén como Teherán han mantenido sus posiciones militares activas, y el conflicto ya completó 13 días de enfrentamientos intensos, lo que contradice la afirmación de una tregua.

La reacción de Donald Trump no se hizo esperar. En declaraciones posteriores, expresó su molestia con ambas partes al señalar que Israel e Irán «habían roto el cese al fuego bilateral», comprometiendo así los esfuerzos diplomáticos que, según él, habían logrado éxito inicial.

En paralelo, China emitió un comunicado oficial en el que expresó su respaldo a Irán para lograr un cese al fuego genuino. El Ministerio de Exteriores chino hizo un llamado a la moderación, recordando que el aumento de tensiones afecta la estabilidad energética mundial y amenaza con expandir el conflicto a otros países del Golfo Pérsico.

Diplomáticos iraníes en Moscú sostienen reuniones con representantes del gobierno ruso. Según fuentes diplomáticas, buscan la intervención directa del Kremlin para frenar las hostilidades, considerando el peso geopolítico de Rusia en la región y su tradicional apoyo estratégico a Teherán.

Mientras tanto, Israel continuaba bombardeando posiciones estratégicas en Siria y el sur del Líbano, donde afirma que se esconden unidades vinculadas a la Fuerza Quds, el brazo internacional de la Guardia Revolucionaria iraní. Teherán ha respondido con ataques a infraestructura militar israelí.

El Pentágono ha confirmado que mantiene su presencia militar en la región y que el personal en la base de Al-Udeid ha sido reforzado, tras el ataque inicial de Irán. Estados Unidos participó directamente en los enfrentamientos entre Irán e Israel, en medio de una acción que aún se debate en Washington.

Sin embargo, las críticas en el Congreso estadounidense no han tardado en surgir. Legisladores demócratas y republicanos cuestionan la forma en que Trump ha manejado la situación, sugiriendo que sus declaraciones sobre un supuesto alto al fuego han generado confusión diplomática y militar.

Durante el trascurso del 24 de junio, desde Tel Aviv indicaron que aceptaban el cese al fuego pues habían cumplido su misión de destruir la capacidad balística de Irán. De igual forma acusaron a Teherán de haber roto la «tregua» indicada por Trump.

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Al momento de publicar esta nota, se realizan manifestaciones en Irán celebrando lo que consideran una victoria sobre Israel, en medio de un confuso cese al fuego, que indica que en cualquier momento se volverá a romper.