La Corte Penal Internacional advierte que otras víctimas de esta política de persecución incluyen a personas percibidas como opositoras.
La Corte Penal Internacional advierte que otras víctimas de esta política de persecución incluyen a personas percibidas como opositoras.
La Corte Penal Internacional (CPI) emitió este martes órdenes de arresto contra el líder supremo de los talibanes, Haibatullah Akhundzada, y contra el presidente de la Corte Suprema de Afganistán, Abdul Hakim Haqqani, por crímenes de lesa humanidad relacionados con persecución por motivos de género.
Según el tribunal con sede en La Haya, ambos dirigentes habrían participado —ya sea mediante órdenes directas, inducción o instigación— en una política sistemática de represión contra mujeres y niñas afganas desde, al menos, agosto de 2021, fecha en que los talibanes retomaron el poder en el país.
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La CPI considera que las autoridades de facto en Afganistán han cometido persecución por razones de género al restringir severamente derechos fundamentales como la educación, la libertad de movimiento, expresión, pensamiento, religión, y el acceso a la vida familiar y la privacidad.
“Los talibanes han privado severamente a niñas y mujeres de sus derechos fundamentales, en una política generalizada y sistemática que constituye un crimen de lesa humanidad”, señala el comunicado oficial del tribunal.
El fiscal de la CPI, Karim Khan, presentó la solicitud de estas órdenes en enero pasado. Tras varios meses de evaluación, los jueces dieron luz verde este martes a su ejecución.
La Corte también advierte que otras víctimas de esta política de persecución incluyen a personas percibidas como opositoras, incluso de manera pasiva, así como a quienes fueron considerados «aliados de mujeres y niñas» o adversarios políticos del régimen talibán.
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Aunque las órdenes están en firme, su cumplimiento enfrenta un obstáculo significativo: la CPI no cuenta con una fuerza policial propia y depende de la cooperación de sus 125 Estados miembros para ejecutar las detenciones. Debido a la limitada actividad diplomática de los líderes talibanes y su aislamiento internacional, expertos consideran poco probable que sean arrestados en el corto plazo.
Las políticas de género impuestas por el régimen talibán han sido objeto de múltiples denuncias por parte de organismos internacionales, incluida la ONU, que ha calificado las restricciones como una forma de «apartheid de género».