El Departamento de Estado de Estados Unidos, decidió revocar la visa del presidente Gustavo Petro, tras su discurso en la Asamblea General de la ONU y su participación en manifestaciones pro-Palestina en Nueva York.
El Departamento de Estado de Estados Unidos, decidió revocar la visa del presidente Gustavo Petro, tras su discurso en la Asamblea General de la ONU y su participación en manifestaciones pro-Palestina en Nueva York.
Recién, el gobierno de Estados Unidos anunció que revocará la visa del presidente de Colombia, Gustavo Petro, por sus acciones consideradas “irresponsables e incendiarias” durante su estancia en Nueva York con motivo de la Asamblea General de la ONU. El Departamento de Estado señaló que Petro instó a soldados estadounidenses a desobedecer órdenes del presidente Donald Trump y “obedecer la humanidad”.
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Entre lo que Washington critica figura un discurso de Petro frente a la ONU, así como manifestaciones externas al edificio del organismo, donde se le vio participando o apoyando protestas pro-Palestina. También se le acusa de haber publicado mensajes en redes sociales que respaldan dichas movilizaciones. Además, Colombia suspendió exportaciones de carbón hacia Israel como gesto político frente al conflicto en Gaza.
En su intervención en la 80ª Asamblea General de Naciones Unidas, el presidente colombiano fue muy crítico con Estados Unidos, acusándolo de complicidad en lo que él considera genocidio en Gaza. Denunció que el diálogo ya no basta, y propuso medidas más contundentes ante el sufrimiento de los civiles. También atacó políticas estadounidenses en temas de migración, derechos humanos, clima y lucha antinarcóticos, diciendo que algunas de ellas son hipócritas o incluso atentan contra los principios democráticos.
Uno de los elementos más polémicos fue el pedido de Petro de crear una fuerza internacional o tarea armada para detener el genocidio en Gaza, si la diplomacia no ha funcionado. También propuso abrir procesos penales contra altos funcionarios estadounidenses por bombardeos en el Caribe, acusaciones que Estados Unidos ha rechazado como infundadas.
El discurso generó una fuerte reacción de la delegación estadounidense, que —según algunas crónicas— abandonó la sala. Y la revocación de la visa, ya formalizada por el Departamento de Estado, supone un punto de ruptura sustancial en las relaciones diplomáticas entre Colombia y Estados Unidos.
Petro participó simbólicamente en manifestaciones pro-Palestina en Nueva York. Uno de los gestos más visibles fue con Roger Waters, músico británico conocido por su postura crítica hacia la política israelí, quien hizo un llamado en redes a acompañar acciones de apoyo a Palestina. Waters animó a presentar una resolución en la Asamblea invocando la figura de “Unidos por la Paz” para que la ONU envíe una fuerza de protección a Palestina.
Esta colaboración o cercanía simbólica ha sido interpretada en Colombia y en medios internacionales como un ejemplo de diplomacia pública (o “soft power”) y de política internacional de alto riesgo. Al aliarse con figuras culturales reconocidas, Petro refuerza su mensaje de defensa de derechos humanos, pero también se abre a críticas por injerencia, polarización y por tensar relaciones diplomáticas.
Internamente, este tipo de acciones solidifican su base progresista y los sectores que valoran una política exterior más independiente, crítica al statu quo de poder global. Externamente, elevan tensiones con Estados Unidos, y podrían tener repercusiones prácticas: restricciones diplomáticas, posibles sanciones, menos cooperación en temas clave (seguridad, migración, ayuda internacional).
La revocación de una visa a un jefe de Estado es una medida excepcional, con implicaciones simbólicas fuertes. Pero también plantea preguntas sobre normas diplomáticas, el derecho internacional, acuerdos de sedes (como el de la ONU), y el llamado “derecho de los pueblos a protestar” frente a violaciones de derechos humanos. Algunos países podrías ver en la medida estadounidense una forma de censura política.
Desde Washington, la justificación oficial es que Petro cruzó líneas al incitar a desobedecer órdenes militares, lo que para el gobierno norteamericano constituye una amenaza al orden constitucional y a la disciplina militar. También argumentan que ciertos comentarios públicos, en un escenario internacional, pueden afectar la seguridad nacional o la política exterior de Estados Unidos.
Hay quienes señalan que hay una tensión entre el discurso de Petro y sus acciones concretas, confrontando críticas de que algunas declaraciones pueden ser más simbólicas que efectivas. Del mismo modo, Estados Unidos podría enfrentar críticas sobre libertad de expresión, doble estándar diplomático, porque revocar visas por declaraciones políticas no es algo común para muchos otros líderes mundiales menos alineados con ciertas potencias.
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En lo inmediato, esta medida podría endurecer la postura de Colombia, motivar apoyos internacionales de otros países que comparten críticas al conflicto en Gaza, y tensar aun más la relación bilateral con Estados Unidos A mediano plazo, habrá que ver si se traduce en cambios en política exterior de Colombia, en sanciones reciprocas, o en ajustes diplomáticos. También queda por ver si Petro continúa con un enfoque confrontativo o si busca espacios de diálogo para mitigar los daños colaterales.