Asesinato de Dilan Cruz; cuatro años sin resolución judicial y miedo latente

La muerte del estudiante Dilan Cruz se convirtió en el símbolo de las protestas de 2019 contra el gobierno del expresidente Iván Duque.

Este jueves 23 de noviembre se cumplen cuatro años de la muerte de Dilan Cruz, un estudiante de un colegio distrital que fue impactado por un disparo letal de un miembro del Esmad, más exactamente el capitán Manuel Cubillos.

El joven quedó en estado de coma y dos días más tarde falleció en el Hospital San Ignacio de la capital. El hecho quedó registrado en cientos de videos y fotos que hicieron estallar la indignación, no solo en las redes sociales, sino en las calles y avivó el paro nacional que se vivía en ese momento.

Dos meses después llegó la pandemia que sacudió al mundo entero, todo transcurría como si nada. Pasaron los años y llegó un cambio de gobierno, pero la muerte de Dilan sigue sin resolverse del todo. Sigue sin un doliente asuma las consecuencias por lo sucedido.

Cuatro años después la justicia no ha definido las responsabilidades por la muerte del joven estudiante, lo que deja entrever los enromes problemas de impunidad que sufre el país y que ni siquiera con el cambio de gobierno se van a poder resolver.

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Cabe mencionar que tan solo una semana después de la muerte de Cruz, la autopsia del Instituto de Medicina Legal determinó que el impacto le causó “severos daños a nivel encéfalo” y el dictamen forense calificó lo sucedido como un homicidio.

Tras todo esto, el proceso contra el capitán Cubillos avanza a paso de tortuga, no hay avances realmente significativos y las investigaciones cambiaron de acera y no se centran, ahora, en el uso de la munición llamada bean bag, una bolsa textil con perdigones de plomo, sino las acciones de Cubillos.

En el año 2021, la Fiscalía señaló que el capitán no le disparó a propósito a Dilan, mientras que el equipo de expertos forenses internacionales y expertos en reconstrucción de eventos llegó a la conclusión contraria.

Ahora el fiscal del caso debe definir si les cree y lleva Cubillos a juicio, algo que no ocurría sino hasta mediados del 2024, cuando el asesinato del Dilan Cruz vaya a cumplir su quinto aniversario.

La muerte del joven estudiante de 18 años no solamente conmovió a gran parte de la sociedad colombiana, sino que, además, desnudó, una vez más, las debilidades de los procesos judiciales, y que siguen vigente hoy más que nunca, aunque menos visibles para la sociedad.

Otro factor que desveló la muerte de Cruz fue la rabia, que ya era protagonista en ese momento entre los jóvenes y que solo creció con el asesinato. El paro nacional convocado por las centrales obreras y organizaciones sociales había demostrado el descontento que había con el gobierno del expresidente Iván Duque en ese momento y que desbordaba a miles de manifestantes en las calles por días seguidos.

Las manifestaciones en las diferentes zonas del país eran multitudinarias y la gran mayoría siempre con tonalidades pacíficas, colorido y musicales, incluso por varias noches se vivieron cacerolazos en muchos de los barrios de la capital del país, tanto así que llegaron hasta las zonas más pudientes de las grandes ciudades. Los brotes de violencia que se dieron por momentos dejaron tres muertos el primer día y más de 300 heridos leves.

El sur de Bogotá fue el escenario de los hechos más violentos, por lo que el entonces Alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, decretó un toque de queda aquella noche para tratar de apaciguar los ánimos. Pero no fue todo, y el presidente Iván Duque decidió decretarlo en todo el país y militarizó las calles.

Al día siguiente y luego de una noche de tensa calma, las manifestaciones volvieron a las calles y allí estaba Dilan Cruz con sus compañeros. Las protestas llenaban las diferentes calles de Bogotá y en el céntrico lugar de la calle 19 con carrera 4 detonó un arma calibre 12 que terminó en la cabeza de Cruz. El joven quedó tendido en el piso y poco por hacer para salvarle la vida.

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Tras conocerse la muerte del estudiante de 18 años, las manifestaciones y hechos de violencia aumentaron y llegaron a mantenerse por algunos meses y solamente fue la pandemia lo que logró contenerlo por varios meses. Pero a pesar de esto, los abusos policiales continuaron.

En diciembre de 2019 una encuesta del Centro Nacional de Consultoría reveló que, para el 71 % de los colombianos, el paro nacional significaba esperanza. Una esperanza que llevó a Gustavo Petro a la presidencia, pero que hoy se ha vuelto en desazón y desilusión, muestra es ello es la poca credibilidad en el gobierno actual.

Hoy, cuatro años después, esa rabia y esperanza se transformó en medio. En miedo a la represión, al uso desmedido de la fuerza por parte de la policía y miedo a terminar como Dila Cruz o el abogado Javier Ordóñez, quien también fue víctima de los policías y a quien le propinaron electrochoques y una golpiza que finalmente le quitaron la vida.

Este hecho terminó con varias noches de enfrentamientos en varias zonas de Bogotá, CAI´s incendiados y 14 personas muertas por el uso de armas de fuego contra la población. Un evento que tampoco avanza en investigación y donde nadie responde.

Pero el mayor miedo de todo esto fue que la rabia ni la esperanza, pudieron detener el miedo. El miedo pudo más que la lucha, porque ahí quedó todo tras cuatro años de su muerte y una pandemia. Ahí paró todo, porque cuatro años después la desigualdad y la pobreza, esas porque la que muchos lucharon, hoy tiene indicadores más altos que cuando se desató todo.

Mauricio Vanegas

Comunicador Social y Periodista egresado de la Universidad Central con experiencia en el cubrimiento de eventos deportivos y orden público.

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