Otra Epifanía más se celebró en el tradicional barrio bogotano Egipto, y la chicha corrió a ríos por las calles aledañas a la iglesia. Esta bebida ancestral es el perfecto elemento conector con la ancestralidad muisca de muchas personas de la capital.
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Otra Epifanía más se celebró en el tradicional barrio bogotano Egipto, y la chicha corrió a ríos por las calles aledañas a la iglesia. Esta bebida ancestral es el perfecto elemento conector con la ancestralidad muisca de muchas personas de la capital.
La Fapqua de Guatavita
Aunque la palabra que popularizó fue “chicha”, el término usado por los muiscas era fapqua. Según la leyenda una mujer infiel que huyó a la laguna Guatavita, se alimentaba del maíz fermentado y de esa manera se creó la que luego sería una bebida ceremonial.
En la cultura muisca, la chicha cumple el papel contrario al tabaco. Mientras este último se relaciona con la claridad de pensamiento, es la chicha la que tiende a nublarlo.
Todos contra la chicha
Desde la aparicion del hombre blanco, la chicha ha sido objeto de persecución. Bolívar la prohibió en 1820, cuando le achacaron a la chicha el envenenamiento de la División Valdez.
Luego unos levantamientos debido al aumento de su precio, generó una oleada de violencia en 1923 contra las chicherías. Los volúmenes de chicha eran altos y la emergente cerveza tenía más influencia en el gobierno.
Fue así como la chicha fue relegada a lo que hoy es el barrio Egipto, pues el concejo de Bogotá intentó alejarla del centro de la ciudad. El Bogotazó fue lo que terminó de vilipendiar a la bebida.
Los medios de comunicación indicaron que el comunismo y la chicha enloquecieron a la gente. Se buscó que la chicha fuera “pasteurizada” y terminó de enviar la chicha a la clandestinidad.
Chicha inmortal
Pero contrario a lo que se podría pensar, la chicha no murió. Incluso La Perseverancia, el barrio obrero de los trabajadores de las cervecerías se convirtió en uno de sus bastiones. Y el otro lugar que continuó la tradición fue Egipto a donde el propio concejo bogotano pretendió relegarla.
De una manera interesante, y como muchas expresiones culturales indígenas o negras, la chicha terminó adhiriéndose a una fiesta religiosa católica. Es así como la chicha está estrechamente ligada a la Epifanía. Y ya es una tradición que la llegada de los reyes magos esté enmarcada en ver transeúntes llevar sus litros de chicha, los cuales pasaron de las totumas a las botellas plásticas.
El fin de semana comienza con una misa, pero termina en jolgorios amenizados por la tradicional bebida de maíz. Remembrando aquellos días en que el pueblo muisca habitó Bacatá, y en el cual aquella creación de esa mujer infiel trajo la dicha al altiplano.
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