domingo, 21 de diciembre de 2025

Estados Unidos capturó petrolero de bandera panameña frente a las costas venezolanas

Estados Unidos capturó frente a Venezuela al petrolero Centuries, el cual no pertenece a la denominada flota fantasma; abriendo un debate mayor sobre la legalidad de las operaciones estadounidenses en el Caribe.

El 20 de diciembre de 2025, fuerzas estadounidenses interceptaron y abordaron un buque petrolero identificado como Centuries en aguas internacionales del Mar Caribe frente a la costa de Venezuela. La operación se produjo en el marco de un esfuerzo más amplio de Estados Unidos por aplicar presiones económicas y marítimas sobre el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

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El Centuries es un petrolero que navega bajo bandera panameña al momento de la interceptación. Registros marítimos y fuentes de inteligencia de seguimiento de buques señalan que el barco había operado también bajo otras banderas en sus registros históricos, aunque para esta operación su matrícula fue la de Panamá.

Aunque el Centuries no aparece en la lista pública de embarcaciones sancionadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, reportes de la industria petrolera y fuentes periodísticas indican que la nave pertenece —al menos en términos operativos o de carga— a una empresa petrolera con sede en China que gestiona transporte de crudo venezolano hacia refinerías asiáticas.

Estados Unidos ha catalogado la acción como parte de su ofensiva contra lo que denomina la dark fleet o shadow fleet venezolana, un conjunto de buques que presuntamente operan para eludir sanciones y transportar petróleo venezolano sancionado mediante prácticas como el cambio de nombres, banderas o posiciones satelitales adulteradas. El Centuries fue descrito por la administración estadounidense como vinculado a estas actividades, aunque expertos de la industria marítima señalan que puede estar legalmente registrado.

Documentos internos de la estatal venezolana Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) sugieren que el Centuries había cargado alrededor de 1,8 millones de barriles de crudo pesado Merey venezolano, con destino a refinerías chinas. Esta carga es el principal motivo por el cual las autoridades estadounidenses lo consideraron de interés en el contexto de sanciones y evasión de restricciones comerciales.

La captura del petrolero Centuries se da tras la declaración del presidente estadounidense de un “bloqueo total y completo” de todos los buques petroleros sancionados que intenten entrar o salir de Venezuela. Esta política busca detener el comercio de petróleo que, según Washington, financia actividades ilícitas y sostiene al régimen de Maduro.

El gobierno de Estados Unidos alega que Venezuela utiliza sus exportaciones de petróleo para financiar, además de su aparato estatal, redes de narcotráfico y actividades que Washington califica de narcoterrorismo. En ese marco, considera que cualquier transporte de crudo venezolano sancionado, aunque no esté estrictamente en la lista oficial de embarcaciones, puede ser objeto de inspección o detención si se sospecha que contribuye a esa cadena financiera.

Señalamientos de expertos marítimos han cuestionado la legalidad de la operación contra el Centuries, dado que no estaba incluido formalmente en sanciones y navegaba bajo bandera de Panamá con registro aparente válido. Analistas legales consideran que abordar un buque sin sanciones explícitas complica la justificación jurídica en foros internacionales.

El gobierno de Venezuela y su cancillería calificaron la captura del petrolero Centuries como un acto de “piratería” y violación del derecho internacional, anunciando su intención de elevar el caso ante organismos multilaterales como las Naciones Unidas. Caracas también ha denunciado que Estados Unidos intenta apropiarse de sus recursos naturales por la fuerza.

La combinación de sanciones, bloqueos y operaciones de interceptación está provocando una interrupción significativa de las exportaciones de crudo venezolano. Muchos buques han evitado entrar en aguas venezolanas por temor a la captura, paralizando cargos de millones de barriles y afectando la economía petrolera del país.

El incidente con el Centuries se inscribe en un contexto mayor de tensión entre Estados Unidos y Venezuela, donde Washington busca presionar al gobierno de Maduro para que ceda en múltiples frentes políticos y económicos. La participación de empresas y compradores asiáticos, especialmente de China, añade una dimensión geopolítica que complica aún más la situación.

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Es probable que acciones similares continúen si persiste la política estadounidense de bloqueo y sanciones. Al mismo tiempo, Venezuela buscará respaldo internacional para contrarrestar lo que considera agresiones ilegales, mientras que el debate global sobre la legitimidad y el alcance de sanciones unilaterales sigue abierto tanto en foros políticos como en análisis jurídicos especializados.

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