Sergio Fajardo anunció que no participará en las consultas interpartidistas de marzo de 2026, afirmando que estos mecanismos profundizan la polarización y no contribuyen a construir una mayoría moderada.
Sergio Fajardo anunció que no participará en las consultas interpartidistas de marzo de 2026, afirmando que estos mecanismos profundizan la polarización y no contribuyen a construir una mayoría moderada.

Sergio Fajardo anunció este 8 de diciembre de 2025 que no participará en las consultas interpartidistas previstas para el 8 de marzo de 2026. Con esto fija una ruta clara hacia la primera vuelta presidencial —que según calendario electoral está programada para mayo de 2026.
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La razón central que expuso Fajardo es que, en su criterio, “las consultas no son el camino”: considera que estos mecanismos terminan por beneficiar a los extremos, polarizan aún más el país y dejan al centro “estrangulado”. En otras palabras: entiende que las consultas interpartidistas no contribuyen a construir una mayoría moderada sino que refuerzan la lógica de bandos opuestos.
Más allá de su rechazo a la consulta, Fajardo ha argumentado que Colombia está “mamada” de la polarización. En su comunicado menciona que ha recorrido el país, escuchado a ciudadanos de distintos rincones y percibido un país cargado de “divisiones, malestares, rabias, frustraciones y mucha incertidumbre”. Por ello, según él, su apuesta es por una política de centro moderado, que rehúye de los extremos y busque construir una “nueva mayoría”.
Fajardo admite que respeta a quienes sí participarán en la consulta, reconociendo que “comparten muchos puntos de vista”. Pero sostiene que hay “otras alternativas para propiciar la unión” del centro y los moderados, sin necesidad de medirse en una consulta.
Con su decisión, Fajardo pretende posicionarse como una alternativa “independiente, o al menos autónoma, dentro del espectro del centro, de cara a la primera vuelta. Esta estrategia sugiere una apuesta arriesgada: asume que puede sumar apoyos cruzando moderados de distintos sectores (izquierda moderada, centro, derecha moderada) sin necesidad de coaliciones tradicionales.
En su comunicado, Fajardo también planteó su visión de futuro: propone que en una eventual segunda vuelta, el país debe reagruparse alrededor “de la fuerza, el equipo y la persona que pueda ganar”, sin importar extremos ideológicos. Es ese, según él, el camino para derrotar tanto a quienes representan la polarización de la derecha como de la izquierda.
Este planteamiento marca un distanciamiento explícito de candidaturas que opten por la estrategia tradicional de coalición mediante consulta. Fajardo parece querer dejar claro que su proyecto se construye a su propio ritmo e identidad, evitando depender de pactos o alianzas previas.
La decisión ocurre en un contexto de fragmentación del panorama político colombiano: con múltiples aspirantes de diferentes corrientes; izquierda, centro, derecha; y sin una coalición madura en el centro que logre una candidatura unificada. En ese marco, la propuesta de Fajardo representa un esfuerzo por capitalizar el desencanto con la polarización, buscando seducir a quienes se sienten alejados tanto de los extremos como de las viejas estructuras partidistas.
Pero su decisión también podría generar críticas desde dentro del centro: al no sumarse a la consulta, Fajardo renuncia a una instancia de legitimación interna y amplificación colectiva; pierde la oportunidad de representar al centro como bloque, lo que podría debilitar su base relativa si no logra articular una estructura de apoyo propia sólida.
Asimismo, en términos pragmaticistas, ir “solo” a la primera vuelta implica un riesgo: si no logra consolidar una coalición amplia —o si su mensaje moderado no moviliza a suficientes electores— podría quedar relegado frente a candidatos más extremos que movilicen votos con discursos más polarizados.
Por otra parte, su apuesta sugiere un análisis estratégico: Fajardo parece confiar en su capacidad de llegar a la segunda vuelta, y en ese escenario confluir con otros sectores moderados o desencantados. Su apuesta es a ser la “alternativa de centro”, que no necesita primarias internas para legitimarse, sino un respaldo ciudadano amplio que trascienda las fracturas tradicionales.
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En definitiva, y volviendo sobre su propio mensaje, la decisión de Fajardo busca ofrecer una lectura del país como cansado de la polarización, fracturado por las divisiones políticas y desesperado por una opción que convoque moderación, unidad y sensatez. Esa es la apuesta que él dice representar al presentarse directamente a la primera vuelta de mayo de 2026.