El primer debate presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump, y posiblemente el último, fue un espacio particular donde abundaron los ataques personales, y escasearon las propuestas.
El primer debate presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump, y posiblemente el último, fue un espacio particular donde abundaron los ataques personales, y escasearon las propuestas.
En la noche del 10 de septiembre, se realizó el primer debate presidencial a menos de 60 días de las votaciones. Según recientes encuestas incluyendo algunas en línea que se hicieron al terminar el debate, todo indica que Kamala Harris salió fortalecida del mismo.
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Esto último es interesante, pues aunque Kamala Harris había mejorado considerablemente las cifras de intención de voto en comparación a Joe Biden, sus números la dejaban en un empate técnico con Donald Trump en los estados péndulo. Pero todo indica que en un espacio donde Trump normalmente se movía muy bien (es la persona que más ha asistido a debates presidenciales en Estados Unidos), es Harris la que ahora se apalanca para aventajar al republicano.
Una de las peculiaridades que se tuvieron en este debate, fue el uso de un equipo que validara la veracidad de las afirmaciones de quienes debatían. Y esto afectó principalmente a Trump, quien llevó a la transmisión muchos hechos cuestionables y nada verificables en especial sobre temas como la inmigración.
Aunque poco se supo de los programas en sí de Kamala o de Trump, el debate giró en tres temas principales: Inmigración, economía y derechos reproductivos de la mujer. Sobre la inmigración, Trump indicó que el país estaba siendo invadido por oleada tras oleada de inmigrantes. Fue ahí donde indicó que que en Springfield, Ohio; los inmigrantes se estaban comiendo las mascotas de los habitantes; algo que fue desmentido por el moderador. Por su parte, sobre la inmigración; Harris indicó que apoyará que se refuerce la seguridad en la frontera agregando 1.500 agentes fronterizos más.
Sobre la economía, nadie supo dar un respuesta concreta sobre el tema de la inflación. Trump defendió las políticas durante su presidencia y los préstamos a aquellos más ricos. Kamala defendió la política económica de Biden, pero no mostró un plan específico para atacar el problema. Solo acató a decir que era la única persona en ese escenario con un verdadero plan para la clase media estadounidense.
Uno de los momentos de mayor incomodidad para Trump, fue cuando se habló del tema de los derechos reproductivos de la mujer. Hay que recordar que los estados quedaron en libertad de penalizar o no la interrupción voluntaria del embarazo, luego que la Corte Suprema en tiempos de Trump y con su venia lo permitieran. Impidiendo que las mujeres pudieran interrumpir sus embarazos en cualquier estado. Este tema es uno de los que la resta votos al republicano. Además que Trump se defendió diciendo que en algunos estados los neonatos eran torturados, algo que la moderadora negó. De todas forma indicó que no habría estado de acuerdo a un veto nacional al aborto.
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En medio del ir y venir de ataques, una situación jocosa fue cuando Harris indicó que los mítines de Trump eran aburridos y la gente se marchaba de ellos. Además que en estos, Trump hablaba de cosas fantasiosas o decía que los molinos para la generación de energía, producían cáncer. Trump descompuesto dijo que sus mítines eran lo mejor del mundo y que eran muy divertidos.
Tras el debate, varios analistas han indicado que Kamala Harris ha mejorado en las encuestas. Adicional al “estratégico” apoyo recibido por Taylor Swift tras el mismo. Swift ya había sido crítica de JD Vance que había censurado a las mujeres solteras que deciden no tener descendencia y adoptan gatos. Sectores republicanos han dicho que el equipo que validaba las afirmaciones se ensañó con Trump, y lo han victimizado.
El siguiente será un debate entre JD Vance, fórmula de Trump y Tim Walz, fórmula de Harris. Mientras tanto se espera conocer más de sus programas, en especial sobre el tema económico, el gran dolor de cabeza de Estados Unidos por estos días.
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