En el edificio abandonado de Telecom en el centro de Bogotá, un grupo de artistas se tomó nueve pisos para realizar una exposición que recordó la historia de la icónica empresa de telecomunicaciones.
En el edificio abandonado de Telecom en el centro de Bogotá, un grupo de artistas se tomó nueve pisos para realizar una exposición que recordó la historia de la icónica empresa de telecomunicaciones.
Frente al edificio abandonado de Telecom en Bogotá, alguna vez símbolo de la innovación tecnológica y de las telecomunicaciones en Colombia, hoy se siente como un testimonio sin vida. Lejos de la modernidad prometida, Telecom se ha convertido en un recuerdo del pasado, un vestigio marcado por la inercia del tiempo. No obstante, veinte años después de la liquidación de la empresa, algo inesperado ha surgido dentro de sus muros.
Alrededor del edificio, descansa la icónica escultura Soltando la onda de Alejandro Obregón, creada en 1975 para representar el progreso. Ahora, esa obra parece una ironía más que una promesa. La liquidación de Telecom, anunciada el 12 de junio de 2003, marcó el abandono del edificio junto con los computadores, divisiones de oficina y luces que quedaron olvidadas.
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La exposición NULL se desarrolló en nueve pisos y comienza en el último. Allí, se puede escuchar en el ascensor una grabación con las voces de William Contreras Alfonso y Linda Pongutá. Los curadores hablan de cómo la muestra representa los errores del sistema, con una ubicación adyacente al barrio Santa Fe, cargada de significado histórico. NULL, un término de programación que alude a datos vacíos o a problemas, se convierte en una experiencia artística que reinventa esos errores.
El concepto de NULL se despliega a través de las obras de 17 artistas contemporáneos que han interpretado el caos y las ruinas tecnológicas. Los artistas trabajaron con el espacio de Telecom, convirtiéndolo en una parte activa de sus creaciones. El edificio en sí se convirtió en un tema central, con obras que exploran su arquitectura y su carga histórica. Santa Fe y San Diego, barrios cercanos con una compleja realidad social, son visibles a través de los ventanales.
Entre las instalaciones, destaca Curuba (2024) de Néstor Marcelo Gutiérrez y Vladimir Giraldo, una pieza sonora que interactúa con las viejas divisiones de madera y vidrio. Los sonidos, distorsionados y envolventes, transforman el espacio en un laberinto auditivo, creando un vínculo entre la pintura y la música. Otra obra significativa es Bloques para el metro (2024) de Matilde Guerrero, una cámara oscura que ilumina réplicas de edificios hechos de circuitos y componentes electrónicos.
La relación del arte con el entorno es un punto central de la exposición. Pongutá enfatiza que el arte debe estar presente en lugares como este, no solo en espacios prístinos. El trabajo de artistas como Matilde Guerrero, que ha colaborado durante años con mujeres del barrio Santa Fe, muestra un compromiso con la realidad social de la zona. La exposición no es solo estética, sino también un reflejo de las problemáticas urbanas y sociales que enfrenta Bogotá.
En uno de los pisos superiores se encuentra la instalación VEANVÉ (2024) de Aplo y Mano Cambiada. Originalmente concebida para el Pacífico colombiano, esta obra busca que los habitantes del barrio Santa Fe “miren otra vez” su entorno. Las letras iluminadas del ventanal del edificio son un recordatorio de la importancia de prestar atención. Este proyecto, vinculado al trabajo comunitario en Nuquí, busca generar conexiones entre regiones del país y promover la educación artística.
El proyecto también involucra a niños y jóvenes del barrio Santa Fe. Colaboraron en ejercicios de dibujo con tiza, creando imágenes de su entorno: iglesias, carros, soles y árboles. Este enfoque social y educativo es esencial para Aplo, que aspira a convertir un piso del edificio en un taller comunitario. La meta es ofrecer talleres mensuales y crear una biblioteca, apoyando a niños cuyas familias trabajan en economías nocturnas.
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La exposición NULL no hubiera sido posible sin el apoyo de Apexart, una fundación que financia proyectos artísticos en todo el mundo. Gracias a la beca obtenida por Pongutá y Contreras en 2023, esta muestra se ha convertido en un espacio de reflexión y creación. La exposición estará abierta hasta el 3 de noviembre, invitando a los visitantes a reconsiderar la historia y el futuro de uno de los edificios más simbólicos de Bogotá.
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