La Estación de Policía de Morales, Cauca, fue blanco, durante varias horas, de tatucos y ráfagas de fusil de los hombres de la Jaime Martínez.
La Estación de Policía de Morales, Cauca, fue blanco, durante varias horas, de tatucos y ráfagas de fusil de los hombres de la Jaime Martínez.
Morales, Cauca, es un municipio de alrededor de 30.000 habitantes y a más de 40 kilómetros de Popayán, la capital del departamento. Una localidad de pausada vida, contraste de colores, tierra fértil y la alegría de la gente se respira por sus calles.
Pero desde hace unas horas para acá todo eso cambió. El nombre de Morales, Cauca, retumbó en los oídos de Colombia en la mañana de este lunes 20 de mayo por cuenta de un ataque del frente “Jaime Martínez” del Estado Mayor Central de las Farc contra la Estación de Policía del municipio por varias horas.
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El pueblo pasó de alegría, la algarabía, el jolgorio, el baile y el trago, a la zozobra, el miedo y el retumbar de las explosiones. El domingo 19 de mayo en el municipio se desarrolló un “bingo millonario”, donde según los volantes, invitaban a la comunidad a participar de rifas, juegos, música y baile.
Todo fue fiesta y pachanga en Morales desde el domingo al mediodía y hasta altas horas de la madrugada del día lunes. De poblaciones aledañas llegaron visitantes, desconocidos y conocidos para disfrutar del evento que allí que llevaba a cabo. Y entre los visitantes estaban quienes tenían en mente otro cometido diferente al de gozar.
Según testimonios de líderes de la municipalidad, una vez terminada la jornada de diversión, en las calles solamente quedaron personajes extraños, pero sin levantar mucha sospecha. Y fue así como a las 6 de la mañana, cuando muchos se preparaban para salir a estudiar, otros a trabajar y algunos hasta ahora conciliaban el sueño, comenzó la tragedia.
Las ráfagas de fusil sonaron, los tatucos explotaron y la estación de Policía de Morales resistía. Estruendos, casquillos y gente gritando fue lo que sonó tras la parranda. Los niños buscando donde esconderse y los más intrépidos sacando su celular para grabar lo que estaba pasado.
Hombres armados atacaban a los 17 uniformados que custodiaban al pueblo, mientras cientos de hombres armados de as disidencias arremetían con todo. Fueron varias horas de terror, pero no solo para los policías, también para los habitantes que pasaron de la risa al llanto.
Y es que algunos de esos que llegaron en chivas a disfrutar, aprovecharon para camuflarse entre la gente y estudiar bien su objetivo, para luego como un paciente tigre, saltar al cuello de su presa.
–Estoy en tierra, necesitamos apoyo aéreo urgente. (…) nos acaban de atacar en la estación.
–QAP compañero, confirme, ¿tiene novedades del personal?
Ese es uno aparte de una conversación radiotelefónica entre un policía de la estación de Morales con su superior. Fue interrumpida por las balas.
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–Mi sargento, me dieron. Mi sargento, no me deje morir. Mi sargento, por favor, colabóreme con el apoyo a tierra. No me dejen morir.
En medio de los enfrentamientos fallecieron los patrulleros Jaime Andrés Calderón Reyes de 25 años y Diego David López Domínguez de 26 años.
Pero la Estación de Policía no era el único objetivo. Los subversivos, en Morales, volaron con explosivos el cajero del Banco Agrario. Se robaron unos 50 millones de pesos y destruyeron locales comerciales.
Hacia las 8:00 de la noche del lunes, la comunidad de Morales permanecía en sus casas. Miraban por las ventanas cómo el Ejército recogía los restos de explosivos que dejó el ataque de los disidentes. El alcalde del pueblo, Oscar Yamit Guachetá, decretó el toque de queda. Las clases de los niños fueron suspendidas hasta que la Fuerza Pública indique que no habrá peligros para la población civil.
Y los espectáculos públicos, como los bingos, también quedaron prohibidos hasta nueva orden.
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