En medio de controversias, y comentarios de diversa índole en redes, la muerte de Javier Acosta debido a la eutanasia volvió a traer el debate sobre el respeto a la muerte digna de colombianas y colombianos.
En medio de controversias, y comentarios de diversa índole en redes, la muerte de Javier Acosta debido a la eutanasia volvió a traer el debate sobre el respeto a la muerte digna de colombianas y colombianos.
En medio de controversias, y comentarios de diversa índole en redes, la muerte de Javier Acosta debido a la eutanasia volvió a traer el debate sobre el respeto a la muerte digna de colombianas y colombianos.
Desde 2022, la ciudadanía tiene la oportunidad de solicitar la aplicación de la eutanasia para tener un muerte digna. Hasta final del 2023 y desde la despenalización de la eutanasia, se habían realizado 692 procedimientos de este tipo. Quienes principalmente solicitan esta opción, son pacientes oncológicos. Desde 2014 se viene legislando al respecto, pero este es un tema impopular que ha requerido la intervención de las altas cortes, ya que el congreso ha evadido generar leyes al respecto.
Más allá de la legalidad, el arraigo religioso del país ha hecho que quienes optan por este procedimiento médico sean objetos de ataques. El caso de Javier Acosta no fue diferente, y el hombre de 36 años hasta último minuto fue criticado y se intentó persuadirlo para cambiar su decisión.
Javier Acosta, de 36 años, contrajo una bacteria que impactó sus tejidos tanto óseo como muscular. Lo que fue un paseo a Melgar, se convirtió en un calvario para Acosta, que vió como su cuerpo empezó a ser infectado masivamente por la bacteria.
Sin un tratamiento a la vista, más allá de raspados óseos y antibióticos, y sometido a fuertes dolores. Tomó la decisión de solicitar la eutanasia. Su hija de 12 años, quien fue su apoyo durante la penosa enfermedad, fue una de las personas que abordó de manera más comprensiva la dura decisión de su padre.
Al conocerse públicamente la decisión de Acosta, este fue objeto de múltiples comentarios. Y las redes sociales se convirtieron en el escenario de discusiones principalmente religiosas sobre el derecho a tomar su propia vida. Y esto revivió un debate que aún Colombia adeuda, y es el respeto a las decisiones individuales. Algo que la ciudadanía no ha logrado separar del ámbito religioso.
Ese 30 de agosto, la hermana de Javier tuvo que salir a solicitar que cesaron las peticiones a Acosta para detener el procedimiento. Ya que el hombre atribulado se sentía confundido en medio de la decisión previamente tomada y la presión mediática y de las masas. A pesar de los gritos y los cánticos, Javier Acosta dejó de existir a las 12:47 pm de ese día. Y por ahora, la controversia sobre sus actos permanecerá.