Estados Unidos mantiene que no reconoce a Nicolás Maduro —en el poder desde 2013— como presidente legítimo, y considera fraudulentas las elecciones en las que se declaró reelegido.
Estados Unidos mantiene que no reconoce a Nicolás Maduro —en el poder desde 2013— como presidente legítimo, y considera fraudulentas las elecciones en las que se declaró reelegido.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, enfrenta un escenario cada vez más limitado para abandonar el país bajo un salvoconducto negociado con Estados Unidos. Según cuatro fuentes conocedoras de una llamada sostenida el pasado 21 de noviembre entre Maduro y el presidente estadounidense Donald Trump, el mandatario venezolano pidió garantías judiciales y el levantamiento de sanciones a cambio de dejar el poder, solicitudes que fueron rechazadas por Washington.
La conversación, que duró menos de 15 minutos, se produjo en medio del aumento de la presión estadounidense sobre Caracas, incluyendo operativos antidrogas en el Caribe, amenazas de extender acciones militares a territorio venezolano y la reciente designación del Cártel de los Soles —que incluye a Maduro según la administración Trump— como organización terrorista extranjera.
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Maduro habría expresado su disposición a abandonar Venezuela si él y su familia recibían una amnistía total, que incluía el retiro de sanciones, el cierre de investigaciones judiciales en Estados Unidos y la terminación de un caso abierto ante la Corte Penal Internacional. También solicitó levantar las sanciones impuestas a más de un centenar de funcionarios de su gobierno, varios de ellos señalados por Washington de corrupción, narcotráfico y violaciones de derechos humanos.
De acuerdo con dos de las fuentes, Maduro pidió además que la vicepresidenta Delcy Rodríguez encabezara un gobierno interino mientras se convocaban nuevas elecciones.
Trump rechazó la mayoría de las peticiones, pero ofreció a Maduro un plazo de una semana para abandonar el país junto con su familia hacia el destino de su elección. Ese período expiró el pasado viernes, lo que, según fuentes consultadas, llevó a la Casa Blanca a cerrar el espacio aéreo venezolano al día siguiente.
El domingo, Trump confirmó públicamente que habló con Maduro, sin entrar en detalles. La Casa Blanca declinó ampliar la información, mientras que el Ministerio de Información de Venezuela no respondió a las solicitudes de comentario.
Estados Unidos mantiene que no reconoce a Maduro —en el poder desde 2013— como presidente legítimo, y considera fraudulentas las elecciones en las que se declaró reelegido en 2023. En respuesta a la presión, Maduro se dirigió el lunes a sus seguidores y ratificó su “absoluta lealtad” al pueblo venezolano.
Aunque el plazo del salvoconducto expiró, una fuente en Washington señaló que una salida negociada aún no está completamente descartada, pero persisten diferencias profundas y detalles sin resolver entre ambas partes.
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El gobierno estadounidense incrementó recientemente a 50 millones de dólares la recompensa por información que facilite la captura de Maduro, y mantiene otras recompensas de hasta 25 millones por altos funcionarios como Diosdado Cabello, acusados en EE. UU. de delitos relacionados con narcotráfico. Tanto Maduro como los señalados han negado las acusaciones.
Según tres de las fuentes consultadas, el gobierno venezolano ha solicitado una nueva llamada con Trump para retomar los contactos.