Tras la reciente operación militar de la India, «Sindoor»; el ejército pakistaní ha decidido contraatacar con la operación Bunyān Mārsūsm escalando el ya complicado conflicto.
Tras la reciente operación militar de la India, «Sindoor»; el ejército pakistaní ha decidido contraatacar con la operación Bunyān Mārsūsm escalando el ya complicado conflicto.
Hoy, India y Pakistán vivieron una de las jornadas más tensas de su historia reciente, marcada por intensos enfrentamientos militares que llevaron a la comunidad internacional a intervenir para evitar una escalada mayor entre estas dos potencias nucleares.
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Los enfrentamientos se intensificaron tras el lanzamiento por parte de Pakistán de la operación «Bunyān Mārsūs», una ofensiva militar en respuesta a los ataques aéreos indios realizados bajo la operación «Sindoor». Esta última fue una represalia por el atentado en Pahalgam, Cachemira india, el 22 de abril, que dejó 28 civiles muertos, en su mayoría turistas hindúes. India atribuyó el ataque a grupos militantes respaldados por Pakistán, acusación que Islamabad negó rotundamente.
Durante la operación «Bunyān Mārsūs», Pakistán lanzó misiles de corto alcance contra varias ciudades indias, incluyendo Nueva Delhi. Simultáneamente, se reportaron ataques con drones y artillería en las regiones fronterizas, especialmente en Cachemira. India, por su parte, activó sus defensas aéreas y respondió con ataques de precisión contra objetivos militares paquistaníes.
Ambas naciones reportaron daños y bajas. India admitió «daños limitados» en algunas de sus bases aéreas debido a los ataques paquistaníes, mientras que Pakistán informó sobre la muerte de al menos 31 civiles, incluyendo niños, en diversas regiones afectadas por los bombardeos indios.
La situación generó alarma internacional. Estados Unidos, bajo la administración del presidente Donald Trump, lideró esfuerzos diplomáticos para mediar entre ambos países. Tras intensas negociaciones, se anunció un alto el fuego «total» e «inmediato» entre India y Pakistán.
Sin embargo, horas después del anuncio del cese al fuego, se reportaron nuevas explosiones en la región de Cachemira, lo que puso en duda la efectividad y durabilidad del acuerdo. Ambas partes se acusaron mutuamente de violar la tregua.
La comunidad internacional, incluyendo a países como Alemania, China y miembros del G7, instó a ambas naciones a mantener la calma y buscar soluciones diplomáticas para evitar una escalada que podría tener consecuencias catastróficas.
En el ámbito interno, tanto en India como en Pakistán, se vivieron manifestaciones y protestas. En Pakistán, miles de ciudadanos salieron a las calles para condenar los ataques indios y expresar su apoyo a las fuerzas armadas. En India, la opinión pública se mostró dividida entre quienes apoyaban una respuesta firme y quienes abogaban por la paz.
Analistas internacionales señalaron que este conflicto representó la peor confrontación entre India y Pakistán desde la guerra de Kargil en 1999. La utilización de tecnología avanzada, como drones armados y misiles de precisión, marcó una nueva era en los enfrentamientos entre ambas naciones.
A pesar del alto el fuego, la situación en la región sigue siendo volátil. Ambos países mantienen una alta preparación militar y han suspendido acuerdos bilaterales clave, como el Tratado de Aguas del Indo y el Acuerdo de Simla.
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La comunidad internacional continúa monitoreando de cerca la situación, con la esperanza de que el diálogo prevalezca sobre la confrontación y se evite una escalada que podría tener repercusiones a nivel global.