miércoles, 1 de octubre de 2025

Plan de paz de Trump para Gaza deja varios vacíos que generan incertidumbre

El plan de paz de Donald Trump para Gaza fue presentado recientemente junto con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Se trata de un documento de 20 puntos que busca poner fin al conflicto abierto, con propuestas que incluyen cese del fuego, intercambio de presos, desarme de Hamás, reconstrucción de Gaza y una retirada israelí en fases. Te puede interesar: Trump da a Hamás “tres o cuatro días” para responder a su plan de paz en Gaza Uno de los principales plazos del plan es que Hamás debe responder en tres o cuatro días. Si Hamás no acepta se advierten “consecuencias graves” o “un final muy triste”. Este ultimátum temporal genera preocupación acerca de qué ocurre si la facción palestina no acepta dentro de ese lapso. Las preguntas sin resolver son muchas: ¿Cuál será exactamente la línea de retirada israelí? ¿Cómo será la autoridad de transición en Gaza? ¿Cómo se asegurarán los derechos y la seguridad de los civiles palestinos? ¿Qué rol juegan los palestinos – Hamás u otras entidades – en ese gobierno de transición? Además, el plan deja vago el tema del reconocimiento de un estado palestino. En cuanto a la ocupación de Cisjordania, el plan aparenta no abordarla directamente, más allá de declaraciones de que no se permitiría anexión del territorio y que se impedirían desplazamientos forzados. Pero no hay un plan claro para revertir los asentamientos ni para definir soberanía real allí. Si Hamás no acepta dentro del plazo, el plan prevé que Israel tenga “libertad operativa” para continuar acciones militares, con respaldo de Estados Unidos en algunos casos, según declaraciones conjuntas. Esto implicaría riesgo de una escalada de violencia si el ultimátum se considera incumplido. Uno de los reclamos críticos al plan es que Hamás no fue incluido como participante legítimo en la formulación del acuerdo. El documento exige su desarme y exclusión del gobierno futuro de Gaza, lo que muchos ven como imponer condiciones unilaterales que ignoran el peso político y territorial que tiene Hamás en Gaza. Varios países musulmanes expresaron su apoyo al plan, mediante declaraciones oficiales. Entre ellos están Arabia Saudita, Egipto, Jordania, Turquía, los Emiratos Árabes Unidos, Pakistán, Qatar e Indonesia. También hubo respaldo de países europeos. Francia, Alemania, Reino Unido, España, los Países Bajos, entre otros, se manifestaron a favor del plan o al menos de explorarlo como oportunidad para terminar con el sufrimiento humano, liberar rehenes, facilitar la ayuda humanitaria y estabilizar la región. Respecto a que si Hamás no acepta, más allá de la amenaza de continuar operaciones militares, hay incertidumbre jurídica y política: ¿qué mecanismos internacionales controlarán el cumplimiento? ¿habrá sanciones? ¿cómo se manejará la seguridad si Hamás no coopera? Las cláusulas de “retirada escalonada” o autoridad de transición ofrecen apertura, pero no garantizan nada si el grupo lo rechaza. Históricamente, Israel ha firmado varios acuerdos con los palestinos, como los Acuerdos de Oslo en los 90, pero muchos críticos señalan que no cumplió algunos compromisos esenciales: retiradas, congelamientos de asentamientos, establecimiento de instituciones palestinas con poder real, etc. Esa historia genera escepticismo sobre si los compromisos del presente plan serán implementados plenamente. Benjamin Netanyahu, por su parte, ha afirmado recientemente que “no habrá estado palestino” mientras él esté en el poder. En eventos públicos como en Ma’ale Adumim firmó planes de asentamientos y declaró que el área es para Israel, lo que refuerza su postura de rechazo a la soberanía palestina independiente. Te puede interesar: Netanyahu ante la ONU: Israel ha “destruido la mayor parte de la máquina terrorista de Hamás” y promete “terminar el trabajo” en Gaza Aunque este plan de paz de Trump pretende ser una vía rápida para un alto al fuego, liberación de rehenes y reconstrucción, con condiciones de seguridad favorables para Israel, apoyos internacionales y plazos exigentes para Hamás. Su viabilidad depende en gran medida de que se resuelvan las incógnitas sobre soberanía, participación, cumplimiento histórico, y especialmente de la disposición de Hamás para aceptar las condiciones tal como están planteadas.

El plan de paz de Donald Trump para Gaza fue presentado recientemente junto con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Se trata de un documento de 20 puntos que busca poner fin al conflicto abierto, con propuestas que incluyen cese del fuego, intercambio de presos, desarme de Hamás, reconstrucción de Gaza y una retirada israelí en fases.

Te puede interesar: Trump da a Hamás “tres o cuatro días” para responder a su plan de paz en Gaza

Uno de los principales plazos del plan es que Hamás debe responder en tres o cuatro días. Si Hamás no acepta se advierten “consecuencias graves” o “un final muy triste”. Este ultimátum temporal genera preocupación acerca de qué ocurre si la facción palestina no acepta dentro de ese lapso.

Las preguntas sin resolver son muchas: ¿Cuál será exactamente la línea de retirada israelí? ¿Cómo será la autoridad de transición en Gaza? ¿Cómo se asegurarán los derechos y la seguridad de los civiles palestinos? ¿Qué rol juegan los palestinos – Hamás u otras entidades – en ese gobierno de transición? Además, el plan deja vago el tema del reconocimiento de un estado palestino.

En cuanto a la ocupación de Cisjordania, el plan aparenta no abordarla directamente, más allá de declaraciones de que no se permitiría anexión del territorio y que se impedirían desplazamientos forzados. Pero no hay un plan claro para revertir los asentamientos ni para definir soberanía real allí.

Si Hamás no acepta dentro del plazo, el plan prevé que Israel tenga “libertad operativa” para continuar acciones militares, con respaldo de Estados Unidos en algunos casos, según declaraciones conjuntas. Esto implicaría riesgo de una escalada de violencia si el ultimátum se considera incumplido.

Uno de los reclamos críticos al plan es que Hamás no fue incluido como participante legítimo en la formulación del acuerdo. El documento exige su desarme y exclusión del gobierno futuro de Gaza, lo que muchos ven como imponer condiciones unilaterales que ignoran el peso político y territorial que tiene Hamás en Gaza.

Varios países musulmanes expresaron su apoyo al plan, mediante declaraciones oficiales. Entre ellos están Arabia Saudita, Egipto, Jordania, Turquía, los Emiratos Árabes Unidos, Pakistán, Qatar e Indonesia.

También hubo respaldo de países europeos. Francia, Alemania, Reino Unido, España, los Países Bajos, entre otros, se manifestaron a favor del plan o al menos de explorarlo como oportunidad para terminar con el sufrimiento humano, liberar rehenes, facilitar la ayuda humanitaria y estabilizar la región.

Respecto a que si Hamás no acepta, más allá de la amenaza de continuar operaciones militares, hay incertidumbre jurídica y política: ¿qué mecanismos internacionales controlarán el cumplimiento? ¿habrá sanciones? ¿cómo se manejará la seguridad si Hamás no coopera? Las cláusulas de “retirada escalonada” o autoridad de transición ofrecen apertura, pero no garantizan nada si el grupo lo rechaza.

Históricamente, Israel ha firmado varios acuerdos con los palestinos, como los Acuerdos de Oslo en los 90, pero muchos críticos señalan que no cumplió algunos compromisos esenciales: retiradas, congelamientos de asentamientos, establecimiento de instituciones palestinas con poder real, etc. Esa historia genera escepticismo sobre si los compromisos del presente plan serán implementados plenamente.

Benjamin Netanyahu, por su parte, ha afirmado recientemente que “no habrá estado palestino” mientras él esté en el poder. En eventos públicos como en Ma’ale Adumim firmó planes de asentamientos y declaró que el área es para Israel, lo que refuerza su postura de rechazo a la soberanía palestina independiente.

Te puede interesar: Netanyahu ante la ONU: Israel ha “destruido la mayor parte de la máquina terrorista de Hamás” y promete “terminar el trabajo” en Gaza

Aunque este plan de paz de Trump pretende ser una vía rápida para un alto al fuego, liberación de rehenes y reconstrucción, con condiciones de seguridad favorables para Israel, apoyos internacionales y plazos exigentes para Hamás. Su viabilidad depende en gran medida de que se resuelvan las incógnitas sobre soberanía, participación, cumplimiento histórico, y especialmente de la disposición de Hamás para aceptar las condiciones tal como están planteadas.

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