Un terremoto de magnitud 7,6 con epicentro frente a la costa de Aomori estremeció la noche del lunes al noreste de Japón, provocando evacuaciones masivas, cortes de transporte y la activación inmediata de una alerta de tsunami.
El 8 de diciembre de 2025, a las 23:15 hora local (14:15 UTC), un terremoto de magnitud 7,6 sacudió la costa norte de Japón.
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El epicentro fue ubicado en el mar, frente a la prefectura de Aomori, cerca de la costa noreste, a unos 80 km de la orilla, y con una profundidad de aproximadamente 50 km.
Según agencias geológicas, el sismo fue de tipo “thrust” —es decir, resultado de una ruptura por subducción bajo el fondo marino—, lo que implica un desplazamiento grande en placas tectónicas y un alto potencial para generar tsunami.
La sacudida fue percibida intensamente en varias prefecturas del noreste japonés: especialmente en Aomori, Iwate y la isla de Hokkaido.
Inmediatamente, la Japan Meteorological Agency (JMA) emitió una alerta de tsunami, advirtiendo que olas de hasta 3 metros podían impactar la costa.
Tras la alerta inicial, se registraron olas menores en algunos puertos: entre 20 y 70 centímetros en varios puntos costeros; en ciertos lugares informaron olas de 40 cm.
Ante el riesgo, las autoridades ordenaron la evacuación de decenas de miles de personas: se reportan órdenes para unos 90 000 residentes en zonas costeras y zonas vulnerables.
En los primeros reportes, al menos una veintena de personas resultaron heridas, en su mayoría por caídas de objetos o vidrios, después del temblor.
Se registraron interrupciones de servicios: cortes de electricidad en algunas áreas, suspensión del transporte ferroviario (incluyendo líneas de tren bala) mientras se revisaba la infraestructura por seguridad.
A pesar de la alerta de tsunami en Japón, las olas observadas resultaron mucho menores que las temidas. En varios puertos costeros el mar se agitó, pero no hubo reportes inmediatos de inundaciones graves.
Las autoridades marítimas y de desastre mantuvieron la vigilancia durante horas, con el sistema de alerta activo, por miedo a posibles réplicas o nuevas olas.
Algunas infraestructuras mostraron daños menores —caída de estanterías, vidrios rotos, desplazamientos interiores— pero no se reportan colapsos de edificios ni crisis de gran escala, al menos por el momento.
Japón está ubicado sobre el llamado “Cinturón de Fuego del Pacífico”, una zona con alta actividad sísmica y volcánica. Esto lo hace muy vulnerable a terremotos frecuentes y potenciales tsunamis.
El noreste, especialmente la región de Aomori–Sanriku–Hokkaido, es especialmente monitoreada, pues ya sufrió desastres similares en el pasado. Este sismo recuerda la importancia de los sistemas de alerta, evacuación y preparación ciudadana.
Tras el sismo principal, las autoridades advirtieron sobre el riesgo de réplicas, algunas potencialmente intensas, lo que incrementa la incertidumbre y la vigilancia en la zona.
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Las recomendaciones oficiales instan a la población a mantenerse alerta, evitar las costas, evacuar a zonas seguras y estar preparados ante un posible nuevo movimiento.