lunes, 20 de octubre de 2025

Se rompió la frágil tregua entre Israel y Hamás

Tras menos de una semana de haber entrado en vigor la tregua pactada entre Israel y Hamas, la cual fue mediada por los Estados Unidos, se registró una nueva escalada de violencia: Israel acusó a Hamas de lanzar un ataque contra soldados en el sur de Gaza, y respondió con bombardeos que mataron decenas de personas. Te puede interesar: Hamás confirmó que devolverá a Israel los cuerpos de todos los rehenes, aunque advirtió que el proceso “tomará tiempo” Hamas negó su participación directa en el incidente, afirmando que perdió el contacto con sus combatientes en la zona de Rafah y que no tenía conocimiento del ataque que Israel denunció. Israel, por su parte, señaló que fue un misil antitanque y disparos dirigidos contra sus tropas lo que justificó su operación. Uno de los puntos más espinosos del acuerdo de tregua era una línea limítrofe —identificada por algunas fuentes como la “línea amarilla”— detrás de la cual las fuerzas israelíes no debían operar o disparar contra civiles y funcionarios. Gaza acusa a Israel de cruzar esa línea con disparos que alcanzaron a civiles, incluidos miembros de una familia entera. En concreto, las autoridades de Gaza señalaron que en al menos 47 ocasiones desde el inicio de la tregua Israel violó el alto el fuego mediante bombardeos, disparos directos, detenciones o incursiones. En uno de esos eventos, 11 miembros de una familia (7 niños y 3 mujeres entre ellos) fueron abatidos en una zona que, según Gaza, estaba al amparo de la tregua. Israel justificó los disparos alegando que un vehículo cruzó la “línea amarilla” y se aproximó a sus tropas bajo comportamiento sospechoso, por lo que abrió fuego en defensa. Este episodio evidencia la ambigüedad en la definición de la línea de seguridad y los riesgos que acarrea para la población civil. En paralelo a los combates, Israel decidió mantener cerrado el principal paso fronterizo de Gaza hacia Egipto por la ciudad de Rafah. El cierre fue justificado bajo la razón de que Hamas no había cumplido con la entrega de los cuerpos de rehenes israelíes, lo cual era parte del acuerdo de tregua. El cierre del cruce de Rafah tiene efectos devastadores para los más de dos millones de habitantes de Gaza, ya que limita seriamente el acceso de camiones de ayuda humanitaria, suministros médicos, combustible y alimentos esenciales en un enclave ya profundamente afectado por dos años de conflicto. Según Naciones Unidas y organismos humanitarios, aunque hubo un aumento inicial de entregas de ayuda tras la tregua, todavía se está lejos de las 600 camiones diarios que deberían ingresarse según el acuerdo, y el bloqueo o cierre del paso incrementa el riesgo de hambruna, enfermedades y colapso de servicios básicos. La combinación de bombardeos, disparos directos sobre civiles y el cierre de Rafah crea un escenario en el que la población civil se encuentra doblemente atrapada: bajo ataque y sin protección, y al mismo tiempo privada de la ayuda que le permitiría sobrevivir. Este patrón alimenta denuncias de que la tregua está “muerta de facto”, aun cuando formalmente sigue en vigor. Desde el frente diplomático, mediadores como Egipto, Qatar y Estados Unidos están trabajando para evitar que la violencia se dispare. Sin embargo, ambas partes del conflicto se acusan mutuamente de violar los acuerdos: Hamas señala que Israel incumple al atacar civiles y obstaculizar la ayuda; Israel dice que Hamas viola al disparar y no entregar los cuerpos de rehenes. A medida que la situación se descompone, hay voces que advierten que este retroceso no sólo afecta al cese al fuego, sino que socava la posibilidad de reconstrucción de Gaza, la gobernabilidad posterior al conflicto y la estabilidad en la región. Personal humanitario, expertos en conflicto y diplomáticos califican la coyuntura como una “crisis dentro de una crisis”. Te puede interesar: Gaza recibió 30 cuerpos adicionales de palestinos fallecidos; aumenta la tensión por los cadáveres de rehenes no localizados El reciente episodio —bombardeos israelíes, disparos sobre civiles cruzando la “línea amarilla”, cierre del cruce de Rafah y paralización de la ayuda— revela que la tregua entre Israel y Hamas está al borde del colapso y que, mientras tanto, los civiles de Gaza pagan el precio más alto. La urgencia de acceso humanitario, supervisión internacional y una clara delimitación de reglas de combate se vuelve cada vez más apremiante.

Tras menos de una semana de haber entrado en vigor la tregua pactada entre Israel y Hamas, la cual fue mediada por los Estados Unidos, se registró una nueva escalada de violencia: Israel acusó a Hamas de lanzar un ataque contra soldados en el sur de Gaza, y respondió con bombardeos que mataron decenas de personas.

Te puede interesar: Hamás confirmó que devolverá a Israel los cuerpos de todos los rehenes, aunque advirtió que el proceso “tomará tiempo”

Hamas negó su participación directa en el incidente, afirmando que perdió el contacto con sus combatientes en la zona de Rafah y que no tenía conocimiento del ataque que Israel denunció. Israel, por su parte, señaló que fue un misil antitanque y disparos dirigidos contra sus tropas lo que justificó su operación.

Uno de los puntos más espinosos del acuerdo de tregua era una línea limítrofe —identificada por algunas fuentes como la “línea amarilla”— detrás de la cual las fuerzas israelíes no debían operar o disparar contra civiles y funcionarios. Gaza acusa a Israel de cruzar esa línea con disparos que alcanzaron a civiles, incluidos miembros de una familia entera.

En concreto, las autoridades de Gaza señalaron que en al menos 47 ocasiones desde el inicio de la tregua Israel violó el alto el fuego mediante bombardeos, disparos directos, detenciones o incursiones. En uno de esos eventos, 11 miembros de una familia (7 niños y 3 mujeres entre ellos) fueron abatidos en una zona que, según Gaza, estaba al amparo de la tregua.

Israel justificó los disparos alegando que un vehículo cruzó la “línea amarilla” y se aproximó a sus tropas bajo comportamiento sospechoso, por lo que abrió fuego en defensa. Este episodio evidencia la ambigüedad en la definición de la línea de seguridad y los riesgos que acarrea para la población civil.

En paralelo a los combates, Israel decidió mantener cerrado el principal paso fronterizo de Gaza hacia Egipto por la ciudad de Rafah. El cierre fue justificado bajo la razón de que Hamas no había cumplido con la entrega de los cuerpos de rehenes israelíes, lo cual era parte del acuerdo de tregua.

El cierre del cruce de Rafah tiene efectos devastadores para los más de dos millones de habitantes de Gaza, ya que limita seriamente el acceso de camiones de ayuda humanitaria, suministros médicos, combustible y alimentos esenciales en un enclave ya profundamente afectado por dos años de conflicto.

Según Naciones Unidas y organismos humanitarios, aunque hubo un aumento inicial de entregas de ayuda tras la tregua, todavía se está lejos de las 600 camiones diarios que deberían ingresarse según el acuerdo, y el bloqueo o cierre del paso incrementa el riesgo de hambruna, enfermedades y colapso de servicios básicos.

La combinación de bombardeos, disparos directos sobre civiles y el cierre de Rafah crea un escenario en el que la población civil se encuentra doblemente atrapada: bajo ataque y sin protección, y al mismo tiempo privada de la ayuda que le permitiría sobrevivir. Este patrón alimenta denuncias de que la tregua está “muerta de facto”, aun cuando formalmente sigue en vigor.

Desde el frente diplomático, mediadores como Egipto, Qatar y Estados Unidos están trabajando para evitar que la violencia se dispare. Sin embargo, ambas partes del conflicto se acusan mutuamente de violar los acuerdos: Hamas señala que Israel incumple al atacar civiles y obstaculizar la ayuda; Israel dice que Hamas viola al disparar y no entregar los cuerpos de rehenes.

A medida que la situación se descompone, hay voces que advierten que este retroceso no sólo afecta al cese al fuego, sino que socava la posibilidad de reconstrucción de Gaza, la gobernabilidad posterior al conflicto y la estabilidad en la región. Personal humanitario, expertos en conflicto y diplomáticos califican la coyuntura como una “crisis dentro de una crisis”.

Te puede interesar: Gaza recibió 30 cuerpos adicionales de palestinos fallecidos; aumenta la tensión por los cadáveres de rehenes no localizados

El reciente episodio —bombardeos israelíes, disparos sobre civiles cruzando la “línea amarilla”, cierre del cruce de Rafah y paralización de la ayuda— revela que la tregua entre Israel y Hamas está al borde del colapso y que, mientras tanto, los civiles de Gaza pagan el precio más alto. La urgencia de acceso humanitario, supervisión internacional y una clara delimitación de reglas de combate se vuelve cada vez más apremiante.

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