¿De dónde viene la papa que llega a la mesa? ¿Qué ocurre con el tomate, la mora o el pollo antes de llegar al consumidor? ¿Cómo se están alimentando las familias cundinamarquesas? Estas son algunas de las preguntas que busca responder el proyecto SISABE a Cundinamarca, una alianza entre la Gobernación de Cundinamarca y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a través de la Agencia de Comercialización e Innovación de Cundinamarca (ACODER), la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural – Agrocampesinado, y la Secretaría de lo Social y la Familia de Cundinamarca, que está construyendo la primera radiografía integral del sistema agroalimentario departamental.
Te puede interesar: SISABE a Cundinamarca avanza en la recolección de información clave para mejorar el abastecimiento agroalimentario y la seguridad alimentaria en el departamento
El proyecto avanza en dos grandes frentes: el diagnóstico del abastecimiento agroalimentario en la provincia del Sumapaz y la evaluación de la inseguridad alimentaria en 78 municipios priorizados, con resultados preliminares que permiten comprender mejor los desafíos del territorio y su impacto en la mesa de las familias cundinamarqueses.
SISABE a Cundinamarca es una iniciativa interinstitucional que busca caracterizar oferta, flujos, rutas y nodos de abastecimiento del departamento, junto con los factores que condicionan el acceso a alimentos en los hogares. La información permitirá afinar inversiones, ordenar la logística, fortalecer a la agricultura familiar y mejorar la disponibilidad, el acceso y el consumo de alimentos de calidad.
La provincia del Sumapaz: un territorio con base social organizada
El trabajo de campo desarrollado en la provincia superó las expectativas, alcanzando un cumplimiento del 108,5 % de la meta prevista, tras la aplicación de 178 instrumentos como grupos focales, entrevistas y barridos territoriales, lo que garantiza una base sólida y representativa de datos de los diez municipios de la provincia.
Más de 13.000 familias productoras y 173 organizaciones de agricultura familiar (OAF) dan vida al sistema agroalimentario del Sumapaz. Este tejido social, construido desde la cooperación y el trabajo comunitario, impulsa nuevas formas de producir, transformar y comercializar alimentos, fortaleciendo la seguridad alimentaria regional.
Diversidad que alimenta, especialización que impulsa
El territorio suma 52 sistemas productivos que garantizan alimentos durante todo el año. En las zonas altas predominan papa, hortalizas y café, mientras que en los pisos templados se destacan cítricos, aguacate y tomate de árbol, este último con un peso notable: 29 % de la producción provincial y más del 80 % del total de Cundinamarca.
Esta combinación entre diversidad y especialización convierte a la provincia del Sumapaz en un territorio resiliente y estratégico que aporta de forma decisiva al abastecimiento de alimentos de Bogotá y del departamento.
Los resultados además confirman que esta provincia es una potencia agroalimentaria en Cundinamarca. En los últimos cuatro años, produjo 1,27 millones de toneladas de alimentos, equivalentes al 8,48 % de la producción departamental, lo que la consolida como la cuarta provincia más productiva.
Un campo que produce, pero enfrenta grandes retos estructurales
Las brechas en vías terciarias, costos de transporte, disponibilidad de frío y pérdidas poscosecha siguen afectando tiempos y calidad, limitaciones estructurales que impactan la competitividad y la calidad de vida de las familias campesinas.
Aunque la provincia cuenta con más de 1.500 kilómetros de vías rurales y una densidad vial de 0,84 km por km², más del 70 % de estas presenta restricciones de acceso. Esto significa que los alimentos tardan más tiempo en salir del campo, se deterioran con mayor facilidad y los costos de transporte aumentan, lo que repercute en los precios finales y en las pérdidas poscosecha.
De otro lado, la provincia integra ecosistemas de páramo, áreas agrícolas y zonas protegidas. Su desafío mayor es mantener la producción sin comprometer la base ambiental, promoviendo prácticas sostenibles y agroecológicas que aseguren el futuro de quienes viven del campo, para ello, el ordenamiento productivo debe articularse a la protección de ecosistemas y recursos naturales.
Como parte de la respuesta a estos desafíos, el proyecto SISABE propone la consolidación de un modelo logístico más eficiente a través de dos instrumentos clave: CORAA, la Carta de Operación de Redes de Abastecimiento Agroalimentario, que armoniza reglas y procesos logísticos; y CRAC Quebrajacho, el Centro Regional de Agrologística Compartida, concebido como un food hub para reducir pérdidas, optimizar transporte y agregar valor a los productos locales.
Inseguridad alimentaria: un reflejo de las desigualdades sociales
Mientras el campo produce, muchas familias enfrentan dificultades para comer tres veces al día, situación que el segundo componente del proyecto SISABE revisa. Como avance a la fecha cuenta con la evaluación de la inseguridad alimentaria en 78 municipios priorizados, con el fin de estudiar el acceso a los alimentos y saber cómo se alimentan realmente los hogares de Cundinamarca.
Como punto de referencia, la Encuesta de Calidad del Vida del DANE de 2024 muestra una realidad que preocupa. De acuerdo con el reporte, en Colombia, el 25,5 % de los hogares sufrió inseguridad alimentaria moderada o grave; datos que para Cundinamarca dieron como resultados que el 22,6% de los hogares enfrentó dificultades para acceder a alimentos en 2024, aunque se redujo 4,6 puntos frente a 2023.
Estos datos confirman que la seguridad alimentaria no depende solo de la producción, sino -especialmente- del acceso y de las condiciones sociales y económicas de los hogares. En otras palabras, no basta con producir más alimentos en un territorio si las familias no pueden comprarlos o si los canales de distribución no los hacen llegar a tiempo.
Dos caras de una misma moneda: lo que pasa en el campo repercute en la mesa
Problemas en la producción, transporte y comercialización, llegando finalmente al acceso y consumo de alimentos, forman parte de una misma cadena. Cuando el campo enfrenta dificultades logísticas o climáticas, los efectos se sienten en los precios, en la oferta y, finalmente, en los hogares.
Te puede interesar: Gobierno anuncia proyecto para armonizar producción de alimentos y conservación en el Cocuy
Con SISABE a Cundinamarca, se avanza en la construcción de una radiografía de su sistema de abastecimiento agroalimentario, que permitirá fortalecer la producción, reducir pérdidas, mejorar la distribución y orientar políticas públicas justas y sostenibles.