Desconocida y abandonada, la localidad más grande de Bogotá, no es solo parte de una gran reserva ecológica. Ahora es una región que vuelve a ser disputada por grupos armados al margen de la ley.
Desconocida y abandonada, la localidad más grande de Bogotá, no es solo parte de una gran reserva ecológica. Ahora es una región que vuelve a ser disputada por grupos armados al margen de la ley.
Desconocida y abandonada, la localidad más grande de Bogotá, no es solo parte de una gran reserva ecológica. Ahora es una región que vuelve a ser disputada por grupos armados al margen de la ley.
Sumapaz, no solo es la localidad más grande de Bogotá (780 km²), siete veces más grande que la que le sigue que es Suba. Sino que dentro de su territorio se encuentra el páramo del mismo nombre que ostenta el título de ser el más grande del mundo.
Es también una “estrella fluvial” siendo el punto de nacimiento de los ríos Tunjuelo, Sumapaz, Blanco, Ariari, Guape, Duda y Cabrera que proveen de agua a 15 millones de personas.
Se convirtió en reserva natural desde 1977, pero a pesar de esto es una zona que enfrenta cierto abandono estatal. No solo en lo que respecta a la parte ambiental sino a los habitantes de la localidad.
De Fusungá y Chisaque en los días de los muiscas, fue lugar de batallas entre zipas, donde al final fue el zipa Saguamanchica quien se impuso.
En tiempos de la conquista, pasó a llamarse Sumapaz de la mano de una hacienda que se estableció allí. También Vio pasar a Federman y Quesada en busca del oro de la famosa leyenda de El Dorado.
Su pasado ha estado relacionado con la violencia, pues fue el refugio de muchas familias durante el conflicto partidista de los siglos XIX y XX. Y en el siglo XX tuvo presencia de la guerrilla de las FARC, siendo el punto estratégico para acceder a Bogotá.
Recientemente, desde Bogotá, Cundinamarca y Meta han denunciado la presencia de las disidencias Segunda Marquetalia y las lideradas por “Ivan Mordisco”. Dichas disidencias pugnan por el territorio que continúa siendo un corredor estratégico entre la capital y el sur del país.
Desde 1998, los habitantes de la localidad buscaron convertir parte del territorio en una Zona de Reserva Campesina. Este proceso solo comenzó en 2012, durante el gobierno de Juan Manuel Santos. Ya que durante los períodos presidenciales anteriores se negó la creación de la zona.
El proceso se presentaron nuevo obstáculos, como la liquidación del Incoder en 2015 y el reinicio del trámite ante la nueva Agencia Nacional de Tierras. Luego la Sociedad de Agricultores de Colombia negó la posibilidad de la creación de la zona, pues la sociedad hace parte del consejo directivo de la ANT.
El proceso se volvió a detener a la llegada de Iván Duque al poder, pues su partido, está en contra de la figura de las Zonas de Reserva Campesina.
No solo la violencia ha amenazado a la localidad. Los incendios forestales e intentos no regulados de ecoturismo han generado fuertes impactos en el ecosistema.
Recientemente luego que nevara en la región luego de 60 años, multitudes de vehículos intentaron agresar al parque natural que tiene claramente prohibido el acceso a turistas.
La localidad cumple un rol crítico para la ciudad, pero aún los gobiernos ni locales ni nacionales han comprendido la criticidad que juega el área rural de Bogotá para impedir que la ciudad colapse tanto a nivel hídrico como con respecto al tema de la polución del aire.
El tiempo decidirá, si por fin se construye la Zona de Reserva Campesina y si a la localidad más grande de la capital realmente se le da la importancia que juega en esta gran urbe.
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