lunes, 3 de noviembre de 2025

Tejiendo territorios: sembrar futuro en el aula viva del colegio Adelina Gutiérrez

En esta oportunidad los niños de Sumapaz no solo cultivaron hortalizas, cultivaron hábitos, responsabilidad y una mirada distinta frente a la tierra que los rodea.

En la vereda Betania, corazón agrícola del Sumapaz, los niños de quinto y octavo grado del colegio Adelina Gutiérrez alternaron sus jornadas de clase con sesiones prácticas en las que, junto a palas, regaderas y semillas, fueron construyendo un aprendizaje vivo y colectivo. Lo hicieron de la mano del Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis, que acompañó la creación de camas de cultivo como parte de un proceso de apropiación ambiental y fortalecimiento comunitario.

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En una región marcada por los monocultivos y el uso intensivo de agroquímicos, el gesto de levantar una cama con tierra abonada y semillas limpias cobra un valor inmenso. Cada pepino cohombro, tomate cherry, cebolla cabezona y repollo que los niños sembraron es, al mismo tiempo, un aprendizaje y una declaración: la agricultura puede ser sostenible, cercana y saludable.

Los profesionales del Jardín Botánico acompañaron a los estudiantes de Sumapaz paso a paso sobre la importancia del suelo y su preparación, el uso de abonos orgánicos y el cuidado del agua. “Ha sido una bonita experiencia la que hemos tenido con el Jardín Botánico, porque hemos aprendido a sembrar nuestro propio alimento para que sea más saludable”, señaló uno de los estudiantes.

La articulación con la institución educativa fue clave. Docentes y directivos acogieron la iniciativa como una oportunidad de transformar el colegio en un laboratorio vivo donde la teoría se une con la práctica. Así, los niños no solo cultivan hortalizas: cultivan hábitos, responsabilidad y una mirada distinta frente a la tierra que los rodea.

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Este proceso hace parte del compromiso del Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis con la promoción y la recuperación de prácticas tradicionales en las zonas rurales de Bogotá . Las camas construidas en el colegio Adelina Gutiérrez son apenas el inicio de un trabajo que busca fortalecer las capacidades locales y brindar a las nuevas generaciones herramientas para cuidar el territorio, mejorar su calidad de vida y garantizar un futuro más armónico con la naturaleza.

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