A pesar de lo dicho por varios países aliados y su propio director de inteligencia, el presidente Donald Trump indicó que Irán si está muy cerca de tener un arma nuclear.
A pesar de lo dicho por varios países aliados y su propio director de inteligencia, el presidente Donald Trump indicó que Irán si está muy cerca de tener un arma nuclear.
En los días recientes, el presidente Donald Trump ha protagonizado un marcado conflicto público con la Director de Inteligencia Nacional (DNI), Tulsi Gabbard, cuestionando directamente sus evaluaciones sobre el supuesto desarrollo de armas nucleares por parte de Irán.
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En marzo pasado, la DNI Gabbard testificó ante el Congreso que, según la comunidad de inteligencia de EE.UU., Irán no estaba construyendo un arma nuclear y que su líder supremo Khamenei no había reactivado dicho programa.
Sin embargo, Trump ha afirmado que Gabbard estaba equivocada, sosteniendo que Irán está “muy cerca de tener un arma nuclear” y que posee suficiente uranio enriquecido para fabricarla “en semanas”.
En una rueda de prensa desde Air Force One, Trump fue interrogado sobre las discrepancias y respondió: «Entonces mi comunidad de inteligencia está equivocada… ¿Quién dijo eso?«, refiriéndose a Gabbard. «Ella está equivocada«, sentenció.
Esta escena no fue aislada: Trump reiteró su rechazo durante un nuevo comentario público en otro foro, subrayando que no le importaban las afirmaciones de Gabbard y que su opinión prevalecía.
La Casa Blanca justificó los dichos de Trump alegando que Irán sí cuenta con todos los componentes necesarios para producir una bomba, a la espera de una orden interna, como señaló la portavoz Karoline Leavitt.
A su vez, Gabbard respondió en X afirmando que sus declaraciones fueron “mal interpretadas” y acusó a los medios de “fabricar división”. Insistió en que EE.UU. sí tiene inteligencia que Irán está en capacidad de producir una bomba “en semanas o meses”, si lo decide.
La controversia hace clara una fractura inusual: que el presidente desacredite abiertamente a la máxima autoridad de inteligencia que él mismo designó genera inquietud respecto a la fiabilidad institucional y diplomática.
Analistas del Washington Post y Politico resaltan que esta disputa intensifica tensiones internas en el ala MAGA y evidencia la presión de grupos conservadores a favor de una postura más beligerante contra Irán.
La ruptura también coincide con el aumento de sanciones económicas y la intensificación de la llamada “máxima presión” sobre Teherán, lo que pone en entredicho la alineación de la estrategia diplomática frente a la amenaza nuclear iraní.
A nivel internacional, líderes como el primer ministro Benjamin Netanyahu han adoptado una postura similar a la de Trump, advirtiendo sobre el “inminente peligro” que representa Irán, en oposición al tono cauteloso de Gabbard.
Mientras tanto, la IAEA ha reportado que Irán posee más de 250 kg de uranio al 60 %, una cantidad preocupante para la producción nuclear, pero no se ha encontrado evidencia de que esté actualmente armando una bomba.
Gabbard ha sido leal a Trump, pero su posición refleja el consenso técnico, no su agenda personal. Al insultarla, el presidente remueve una barrera tradicional que separa las decisiones políticas de la evaluación técnica de inteligencia.
Entre los miembros del Congreso, algunos republicanos han defendido la postura de Trump, mientras que el senador Mark Warner (líder demócrata en inteligencia) ha sostenido que no hay señales de weaponización y advierte de posibles consecuencias de ignorar la inteligencia oficial.
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En medio de un escenario bélico en Oriente Medio, esta confrontación presidencial abre la posibilidad de que EE.UU. retome una postura más agresiva o de plantilla militar abierta en la región, con el riesgo de escalar el conflicto.