Una pelota bastante manchada

A pocas horas que comience una nueva edición de la copa mundial de fútbol, los reparos al país organizador esta vez son más… virales. Pareciese que el mundo tuviese amnesia de todas las veces que la pelota ha estado manchada, y que contrario a lo que pensaba Maradona, el fútbol es otro engranaje más para esconder y cometer atrocidades.

A pocas horas que comience una nueva edición de la copa mundial de fútbol, los reparos al país organizador esta vez son más… virales. Pareciese que el mundo tuviese amnesia de todas las veces que la pelota ha estado manchada, y que contrario a lo que pensaba Maradona, el fútbol es otro engranaje más para esconder y cometer atrocidades.

Una historia oscura

Catar no es el primer régimen autoritario y con serias acusaciones sobre violaciones a los derechos humanos que organiza un mundial. La Italia fascista de Mussolini incluso organizó el segundo mundial de la historia (1934) y muchos historiadores indican que Il Duce pudo presionar la victoria del equipo italiano en el evento futbolístico de la mano de razones políticas.

De igual forma, fue la dictadura argentina de Rafael Videla la que organizó el mundial de 1978 y como dijo en aquella ocasión el técnico de la selección húngara: «Todo, incluso el aire, está en favor de Argentina».

Sin ir tan atrás, el anterior mundial fue celebrado en Rusia, país reconocido por sus medidas en contra de la comunidad LGBTIQ+ y su censura a la prensa. Con todo esto, fue sede del mundial sin que gran parte del mundo decidiese rasgarse las vestiduras.

Sin compatibilidad entre fútbol y derechos humanos

La posición de la Fifa con respecto al manejo del tema de los derechos humanos es bastante ambigua y se mueve al vaivén del dinero. Mientras Rusia fue expulsada de la competencia recientemente por su invasión a Ucrania, Estados Unidos jamás ha sido dejado a un lado a pesar de haber invadido varios países durante el tiempo que la Fifa existe.

Irán estuvo cerca de ser retirado del mundial de Catar por su infame policía religiosa que recientemente asesinó a Mahsa Amini. Pero una forma similar de cuerpo policial es el que restringe los derechos de las mujeres en Catar y en ningún momento se ha insinuado la cancelación del evento en el país árabe.

El fútbol en muchos casos se ha vendido como una forma de salir de la pobreza, pero pocas personas logran hacerlo. Al final esta competencia por lograr un salto social solo enriquece a empresarios y clubes.

De igual forma, hace un par de años en Estados Unidos la policía de ese país asesinó a George Floyd por ser afroamericano y en ningún momento ni la Concacaf ni la Fifa consideraron expulsar al país norteamericano de las competencias internacionales.

China por su parte tampoco ha estado en la cuerda floja teniendo en cuenta la situación de la minoría uigur. Incluso estuvo a punto de ser la sede de la copa mundial de clubes de la Fifa en 2021. Y fue la pandemia la que evitó que el evento se celebrara en el país oriental.

Ese mismo evento se ha celebrado en dos ocasiones en Catar y en cinco ocasiones en Emiratos Árabes Unidos que tienen la terrible ley «kafala» que permite la explotación de trabajadores extranjeros, esto sin contar con las leyes religiosas que atentan contra los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTIQ+.

Corrupción, abusos y otros demonios

Siendo la Fifa, la entidad rectora a nivel de las federaciones y los campeonatos de clubes a nivel nacional e internacional, ha sido extremadamente permisiva con las actividades criminales detrás del deporte rey. Clubes en países como Colombia, México, Rusia o Italia han estado financiados por dineros de la mafia y el narcotráfico y la Fifa en medio de su rampante corrupción jamás se ha pronunciado.

La violencia ha cobrado vidas de jugadores y arbitros y las federaciones no han sido investigadas ni restringidas. Hoy por hoy, federaciones como la colombiana tienen investigaciones legales por reventa de boletas y la Fifa solo mira hacia otro lado al respecto del tema.

La flamante federación internacional tampoco ha tenido pronunciamentos contundentes sobre varias situaciones de misogínia y abuso sexual en el fútbol femenino de Estados Unidos. De la misma manera que no lo ha hecho sobre situaciones similares en países como Colombia en donde la liga nacional femenina fue cancelada y fue conocido el caso de abuso sexual al personal médico femenino por parte de algunos directores técnicos.

La explotación laboral de trabajadores extranjeros, miles de los cuales perdieron la vida en la construcción de los estadios, es una de tantas controversias que rodean este mundial de fútbol. Sin embargo no es el primer mundial con problemas relacionados a los derechos humanos. Foto: Ελληνικά

Adidas, uno de los patrocinadores de la Fifa ha sido acusado de explotación laboral en El Salvador y Camboya. Además de tener acusaciones de explotación infantil y abuso sexual a sus empleadas en Indonesia. A pesar de esto, no ha existido ningún cambio de parecer para que el logo de la compañía alemana deje de acompañar a la regente del fútbol a nivel mundial.

Otro patrocinador es Coca Cola, que al igual que Adidas tiene múltiples acusaciones de explotación laboral en países latinoamericanos y asiáticos.

Adicionalmente se ha vendido la idea del fútbol como el redentor de las clases populares en Latinoamérica o África. En ese sentido, pocas personas logran el sueño de alcanzar un club o una selección nacional con salarios que realmente les permitan salir de la pobreza.

Aún así, la Fifa promueve la idea de «alcanzar el sueño» aunque al final esa carrera enriquezca a empresarios y dueños de clubes más no a jugadoras y jugadores.

Tampoco existen posiciones firmes de la Fifa con respecto a los temas laborales y contractuales de quienes practican el fútbol profesionalmente. Y es por eso que al terminar sus momentos de fama, muchas y muchos terminan igual de pobres que cuando comenzaron.

¿Funciona el boicot?

Especialmente en Europa ha comenzado una estrategia para boicotear el mundial de Catar. Aunque desde un punto de vista ético suena razonable, es interesante que en ediciones anteriores no haya existido la misma vehemencia contra la federación o el país organizador.

De igual forma, la afectación económica a Catar es casi mínima a la hora del boicot, pues los derechos de transmisión ya fueron pagados y no reducen su precio así menos personas aprecien los partidos. Esto es evidente en el hecho que por ejemplo para el caso Colombia, menos personas pueden ver la totalidad de los partidos ya que los canales principales no tienen los derechos de todos los partidos. Y aún así esto no afecta a la organización aunque la audiencia se reduzca por no tener acceso a todo el evento.

Sobre el otro boicot, el de los y las artistas, esto también abre un análisis sobre si esto tiene un componente ético real o simplemente responde a la tendencia en redes. Habría que preguntarse, ¿los y las artistas que se niegan a cantar en Catar, recientemente cantaron en países reconocidos como violadores de derechos humanos?

De nuevo se abre un debate sobre las posturas reales de los y las artistas acerca de estos temas, aunque todavía hay una zona gris donde pareciese que quienes rechazan el evento pueden estar aprovechando la ola del rechazo al mundial, pero no necesariamente ser coherentes.

Y en el caso de quienes si aceptan, quizás son coherentes con su apreciación por el valor económico del arte que en su caso hizo que tengan la fama y el dinero que hoy ostentan.

Un futuro poco prometedor

Es poco probable que la indignación cambie la situación de derechos humanos en Catar, o que Gianni Infantino en su próximo período como presidente de la Fifa decida hacer las cosas de otra forma. Esto quizás no ocurra ya que Infantino está implicado en el escándalo de los Panamá Papers y ha sido investigado por el comité de ética de la Fifa.

Pareciese que los castigos a los dirigentes de la Fifa no pasan más allá de ser suspendidos, Joseph Blatter y Michel Platini fueron exonerados de sus cargos por corrupción y aunque es un secreto a gritos que los mundiales se asignan basándose en prebendas, solo la Fifa desde adentro podrá generar un cambio.

El fútbol como tal no tiene la culpa, y es un deporte que genera grandes alegrías a millones de personas. Quienes juegan este y otros campeonatos mundiales tampoco tienen culpa en lo que ocurre en Catar o dentro de la Fifa.

Lo ideal es que la indignación hacia Catar dure más allá de los noventa minutos de la final del mundial, porque sino será otra indignación selectiva como las que ocurren en las redes. En medio de todo, la pelota manchada que rueda desde 1930 sirvió para que el mundo se fijara en la precaria situación de derechos humanos en Catar, esperemos que no se necesite un mundial para que notemos que las cosas van mal en muchos países además del poderoso emirato petrolero.

Ronald Ernesto Cano Gutiérrez

Ingeniero de sistemas de la UFPS, con estudios de fotografía y vídeo. Reportero gráfico enfocado en temas relacionados con la movilización social, y los eventos culturales y deportivos.

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