El actual presidente de Rusia, Vladimir Putin, se aseguró un quinto mandato que le permitirá presidir el país hasta 2030, lo que los convertirá en la persona que más tiempo ha liderado el país europeo desde Catalina La Grande, por delante del mandatario soviético Lósif Stalin.
Putin obtuvo un 86 % de los votos en las elecciones de este fin de semana, superando así el récord anterior del 76.7 % que logró en los comicios anteriores. El presidente ruso, sin embargo, no se enfrentó a ningún candidato de la oposición creíble, ya que el Kremlin controla estrictamente el sistema político, los medios de comunicación y las elecciones.
Debido a esto, importantes líderes occidentales dijeron que las elecciones no fueron ni libres ni creíbles, ni justas.
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El presidente ucraniano Volodymir Zelensky describió a Putin como un “dictador” que está “ebrio de poder”. Desde la Casa Blanca destacaron que las elecciones “obviamente no fueron libres ni justas, dado que Putin ha encarcelado a sus opositores políticos y ha impedido que otros se presenten para competirle en unas elecciones”.
De otra parte, desde China, el Ministerio de Exteriores felicitó a Putin por su victoria y manifestó su creencia de que “bajo la dirección estratégica del presidente XI Jinping y del presidente Putin, las relaciones entre China y Rusia seguirán avanzando de buena manera”.
Pero la victoria en las elecciones de Vladimir Putin tiene tres claves las cuales son la guerra con Ucrania, opositores inhabilitados o exiliados, y la concentración del poder en torno a Putin.
Debido a la guerra y el cerramiento de occidente, Rusia ha tenido que reorganizar su economía, incluso llegando a un crecimiento muy rápido en Europa, lo que sorprende a propios y extraños.
“La economía está funcionando bien, dadas las circunstancias, y ha hecho popular a Putin porque se presenta una vez más como alguien que ha desafiado a Occidente en su gran asalto a la economía rusa”, señaló el economista Alexey Kalmykov.
En lugar de contraerse como muchos esperaban, la economía rusa ha crecido un 2,6 %, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), a pesar de las sanciones occidentales, que incluyen la congelación de US$ 300.000 millones en activos.
“Rusia gana dinero exportando productos básicos y básicamente es libre de vender lo que quiera. Las sanciones al petróleo son decorativas, y el principal comprador de Rusia, la UE, no sanciona en absoluto el gas natural, los cereales y los combustibles nucleares”, agregó Kalmykov.
Con respeto a los opositores que se presentaron a la contienda electoral con Putin, ninguno fue una verdadera amenaza para el reelecto presidente, pues de cierta manera apoyaban la guerra en Ucrania y de reojo lo apoyan a él.
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Además, el oponente más feroz de Putin, Alexei Navalny, de 47 años, murió en una colonia penal situada muy por encima del Círculo Polar Ártico. Cumplía una larga condena de prisión por fraude, desacato al tribunal y extremismo, cargos que, según asociaciones de derechos humanos, tenían motivaciones políticas.
Putin también ha tratado de controlar la disidencia individual dentro del público en general. Desde 2022, tras la invasión de Ucrania, el Kremlin introdujo nuevas leyes de censura que reprimen las posturas antigubernamentales, con nuevos delitos como «descrédito del ejército ruso», que se castigan con hasta cinco años de prisión. El presidente aseguró que las protestas que tuvieron lugar durante estas elecciones «no tuvieron ningún efecto» y que cualquier «delito» sería castigado después de la votación.
Finalmente, otro de los factores que llevó a Putin a ser reelegido es la concentración de poder y el mensaje que envía a la clase política rusa es que allí solamente hay un hombre a cargo y que eso no va a cambiar en el corto plazo.
Lo que queda claro es que Putin cuenta con un tremendo apoyo popular entre muchos rusos, que consideran que esa figura del hombre fuerte es la que necesita el país, especialmente en un momento de guerra.