El operativo buscaba acabar con la presencia de grupos de Milicias Urbanas de las guerrillas de las FARC, el ELN y los CAP.
El operativo buscaba acabar con la presencia de grupos de Milicias Urbanas de las guerrillas de las FARC, el ELN y los CAP.
La historia de Colombia ha estado marcada por un sin fin de hechos que pueden horrorizar a muchos, levantar pena ajena en otros y hasta sonrojar al más desprevenido de sus lectores u oyentes. Pero para otros la Operación Orión será solamente un capítulo un más, un evento más que ocurrió y al cual hay que darle “pasar página”.
Pero como reza la sabiduría popular “quien no conoce su historia está condenado a repetirla” y Colombia parece no tener memoria para ciertos sucesos que empañan la historia. Es el caso de la “Operación Orión”, una macabra alianza entre el ejército y los paramilitares para acabar con la presencia de milicias urbanas en la comuna 13 de Medellín.
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Corría el año 2002, era el primer mandato del expresidente Álvaro Uribe Vélez y la ministra de defensa era la actual vicepresidenta y ministra de relaciones exteriores, Marta Lucía Ramírez. Dos personajes que siguen vigentes en la política colombiana sin sonrojarse, sin darles pena por lo sucedido.
El 11 de agosto de 2002, cuando Colombia vivía uno de los momentos más álgidos del conflicto armado, el Poder Ejecutivo decretó el estado de conmoción interior a través del Decreto No. 1837 y lo prolongó hasta el 6 de mayo de 2003.
Entonces, el presidente de la época, Álvaro Uribe Vélez, ordenó varios operativos militares, entre ellos la llamada “Operación Orión” con la idea de recuperar el control territorial en la Comuna 13 (San Javier) en Medellín.
Dichas operaciones fueron respaldadas por la ministra Marta Lucía Ramírez y el alcalde de Medellín Luis Pérez Gutiérrez, y tuvieron lugar en los barrios Belencito, El Corazón, 20 de Julio, El Salado, Las Independencias y Nuevos Conquistadores.
La Operación Orión consistió en el despliegue de más de mil uniformados pertenecientes a la IV Brigada del Ejército, el Grupo de Fuerzas Especiales Urbanas (FUDRA), el Batallón Contra Guerrilla, la Policía, el DAS y el CTI. Adicionalmente, varios miembros de la Fiscalía, la Personería y la Procuraduría General de la Nación participaron camuflados o encapuchados.
Pero además de esto y según la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Medellín, en la Operación Orión, la fuerza pública actuó en complicidad y con apoyo militar de las autodefensas del Bloque Metro y el Bloque Cacique Nutibara.
Entonces, los días 16 y 19 de octubre de aquel año, comenzó todo. Comenzó el horror marcado por la desidia y la permisividad del gobierno. Comenzó una de las masacres más terribles que ha tenido que soportar una ciudad capital en Colombia.
Durante la operación, hubo 80 civiles heridos, 17 bajas cometidos por la Fuerza Pública, 71 personas asesinadas por los paramilitares, 12 personas torturadas, 92 desapariciones forzadas y 370 detenciones arbitrarias.
Durante los primeros tres días de operativos los habitantes de la Comuna 13 de Medellín no pudieron ir a otras partes de la ciudad. Nadie podía entrar o salir de los barrios Belencito Corazón, 20 de Julio, El Salado, Nuevos Conquistadores y Las Independencias II.
De esta operación nació la mal llamada “La Escombrera”, la mayor fosa común de Antioquia y donde según varios testimonios, fueron arrojados los cuerpos de un gran número de desaparecidos y ejecuciones extrajudiciales.
Pero antes de dar comienzo a la cacería, muerte y desaparición de más de 71 personas, Diego Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’, comandante del Bloque Cacique Nutibara, señaló que los paramilitares realizaron operaciones de inteligencia en la zona para luego comunicarlas a los militares y así poder realizar el operativo sobre blancos fijos. Esto con la ayuda y apoyo de los paramilitares, quienes acompañaron a la Fuerza Pública en sus labores de allanamiento y captura de supuestos colaboradores de la guerrilla.
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“El Cacique Nutibara hizo inteligencia, logró la ubicación de guerrilleros, se infiltró dentro de la población civil y todos estos datos se le adjuntaron a las Fuerzas Militares”, comentó alias ‘Don Berna’.
“Varios de nuestros hombres fueron allá, muchos de ellos iban encapuchados, se identificó a varias personas, algunas fueron dadas de baja, otros fueron capturados y después desaparecidos”, prosiguió el excomandante paramilitar en versión en noviembre de 2008.
Una de las imágenes más relevantes de la “Operación Orión” es la fotografía de Jesús Abad Colorado, en la que se puede ver a un hombre alto, vestido de camuflado, pero sin distintivos militares, y con la cara encapuchada, como señala con su mano derecha hacia una casa. Con el gesto delator, el personaje le indica a los soldados que lo rodean, a plena luz del día, que “ahí es, que ahí están”.
El horror en la ciudad
Dicha incursión militar y paramilitar quedó en la memoria de los habitantes de este sector de la ciudad como el día en el que la guerra se metió en las entrañas de sus hogares. 19 años después la comunidad continúa haciendo memoria de lo sucedido y denuncia la impunidad que rodea los casos de muchas de sus víctimas.
Para las autoridades civiles y militares, Orión fue el triunfo de la institucionalidad sobre la delincuencia. Así lo dijo el alcalde de ese entonces, Luis Pérez Gutiérrez. Orión se ejecutó en el marco de la política de seguridad democrática del presidente Álvaro Uribe Vélez, quien lideró y brindó el apoyo necesario para que el Estado operara articuladamente entre sus fuerzas y los paramilitares.
Un dato revelador es que entre 2002 y 2003 se registraron en Medellín 92 desapariciones forzadas. Y ampliando aún más el rango de tiempo, las personas que los paramilitares se llevaron de la Comuna 13 y que nunca volvieron a sus casas pueden llegar a 300, según lo documentó en un auto la Sala de Justicia y Paz, del Tribunal Superior de Medellín.
La complicidad entre la Fuerza Pública y actores armados ilegales nunca fue investigada por la Procuraduría General de la Nación; tampoco judicializada. Solo varios años después y gracias a una Acción de Tutela y al aporte de pruebas y testimonios, la Corporación Jurídica Libertad logró que la Fiscalía Delegada ante la Corte Suprema de Justicia abriera una investigación preliminar en contra de los generales Mario Montoya, comandante de la IV Brigada del Ejército durante la ocurrencia de los hechos, y del general en retiro Leonardo Gallego, comandante de la Policía Metropolitana. Hasta el momento, no obstante, nadie ha asumido la responsabilidad política de lo que sucedió en Orión.
Aunque muchos siguieron con sus vidas y el barrio dio un cambio para bien, ahora es una ruta de paz y reconciliación llena de grafitis, las búsquedas de los desaparecidos, sigue y muchas organizaciones sociales piden que el 16 de octubre sea declarado como el “Día de la Memoria” en Medellín.
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