No es un misterio que la Filbo, es el evento más concurrido de Corferias. Ahora en su segunda edición luego de la pandemia, sigue indestronable.
No es un misterio que la Filbo, es el evento más concurrido de Corferias. Ahora en su segunda edición luego de la pandemia, sigue indestronable.
No es un misterio que la Filbo, es el evento más concurrido de Corferias. Ahora en su segunda edición luego de la pandemia, sigue indestronable.
De la mano del Fondo de Cultura Económica, México fue el invitado en esta edición de la Filbo. El pabellón central se convirtió en un espacio cultural mexicano. Códices, calaveras, alebrijes y muchos libros pudieron ser observados por el público.
El pabellón también tuvo un escenario donde distintos artistas deleitaron a la audiencia con música folclórica. Paisajes sonoros, pantallas cilíndricas y murales trajeron un pedacito de México a la feria.
La feria también contó con un escenario especial que hablaba sobre la tradición gastronómica colombiana. En una cocina instalada en la tarima, la audiencia no solo oía los relatos sino que podía en muchos casos percibir los aromas de la riqueza culinaria colombiana.
Contigua a esta “cocina”, niños y niñas podían conocer a los personajes de las fábulas del escritor colombiano Rafael Pombo. El espacio era uno de varios lugares donde niños y niñas podían interactuar con los libros.
Algo bastante notable de esta edición, fue la forma como se distribuyó la feria. Las firmas de libros se ubicaron en un lugar externo a los pabellones. Esto facilitó el tránsito por las exhibiciones de libros.
También nuevos países hicieron presencia dentro de los stands internacionales. Venezuela, Irán, Turquía, Cuba y Palestina presentaron sus libros y su cultura, ampliando la visión cultural de la feria.
Adicionalmente, varios escenarios musicales eran un excelente descanso en el largo recorrido que implica caminarse toda la feria.