El cambio solo debe ser de nosotros, porque el problema es de nosotras

La última semana ha sido un golpe de realidad para las mujeres colombianas, ha sido la respuesta a las pesadillas de muchas y el cambio nada… Si te llegan a matar, será tu culpa por no saber identificar cuándo tu pareja sea un peligro, así como lo expresó con sus palabras pulcras de política pública el señor alcalde de Bogotá, cuando en una rueda de prensa dijo que en su mandato se iban a dar todas las herramientas para que las mujeres identificaran el peligro.

Señor alcalde, en Corea del Sur, las mujeres decidieron anular cualquier interacción con los hombres dado el alto índice de violencia basada en género (VBG). Y con ello, la respuesta es clara: somos nosotras las que debemos cambiar, no la cultura machista, no las instituciones que promueven la impunidad, no la educación. El cambio solo debe ser de nosotras, porque claro, el problema es de nosotras.

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Dos nombres que jamás se nos van a olvidar y que suman a una larga lista: Estefany Barranco y Natalia Vásquez. Lo más triste es que todas hemos tenido una amiga que pudo estar en esa lista, todas hemos tenido alguna hermana que ha acudido a la justicia y las han dejado solas, desorientadas, y varias han tenido que volver con su agresor por violencia económica y viven sometidas para poder malvivir.

La respuesta del Estado es la misma respuesta que generaciones anteriores nos han inculcado: las mujeres sencillamente tenemos que aguantar, una buena víctima no se queja, no exige, se mantiene callada y espera la muerte como un mártir. Pues no, nos negamos a ser como la Virgen María o como Santa Bárbara, nos negamos a los golpes y al sometimiento.

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Vamos a seguir en las calles, en los barrios y en las casas donde no llega el Estado, en esa privacidad que también es un espacio político. Vamos a seguir diciendo que las violencias basadas en género no son casos aislados, productos de «monstruos», pues esos seres son personas del común, hijos de una sociedad que les ha inculcado que las mujeres somos propiedad, que no somos seres con agencia y que nos debemos a ellos. Esa sociedad es la monstruosa y sus hijos somos todos.

Por una política publica de prevención del Feminicidio

Luisa Vélez

Maestra en Artes Plásticas y Visuales, especialista en Fotografía y magister Comunicación – Educación

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