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Roles invertidos

Se cumplen casi dos meses del gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez. Su tono ha sido más moderado de lo que esperaban a lado y lado del espectro político. Ahora pareciese que ni uno ni otro bando se adapta totalmente a su nuevo rol, unos como gobierno, y otros como oposición.

La oposición en su laberinto

Aunque con parte de los gremios y los grandes medios de su lado, la oposición se mueve de manera pueril. Sus ataques normalmente caen en lugares comunes, y básicamente repiten lo mismo que venían repitiendo desde antes que Petro y Francia estuvieran en el poder.

Algunos de sus representantes como Miguel Polo Polo, realizan afirmaciones que realmente carecen de piso pero que a ojos de los votantes opositores resultan replicables por redes sociales. De igual forma, los medios que venían siendo el bastión defensivo del gobierno Duque, ahora realizan críticas desde columnas de opinión que poco o nada tienen de sustento con cifras.

La desinformación ha estado a la orden del día, y con temas como el informe final de la Comisión de la Verdad, han sido más las tergiversaciones difundidas en redes por la oposición que análisis reales del trabajo de la comisión. El líder natural de la oposición, Álvaro Uribe ha comenzado a hacer campaña con miras a recuperar los votantes desencantados de su aprendiz Duque. Se deja ver ocasionalmente con trinos acerca de ciertas posturas del gobierno, pero sin ataques contundentes.

La bancada opositora ha iniciado con las mociones de censura por un lado, y colocando trabas a proyectos del gobierno por el otro. Con posturas absurdas sobre el servicio militar obligatorio, pareciese que desconocen que a nivel mundial se busca la profesionalización de las tropas incluso como forma de realmente afrontar la defensa de un país. Esto ha dibujado una postura más que elitista con respecto a la conformación de la tropa, pues la mayor parte de los soldados bachilleres y regulares son de clases populares.

También promueven proyectos tratando de controlar la libertad de cátedra para evitar principalmente la difusión del informe de la Comisión de la Verdad. Es interesante porque citan la libertad de culto, para indicar que los padres de familia pueden evitar que sus hijos sean «adoctrinados» por profesores que ciertas filiaciones políticas. Particular postura, cuando esto equivaldría a que la derecha alemana decidiera apelar a controlar la libertad de cátedra para que no hablasen de Hitler en las aulas germanas.

Hasta ahora la oposición se mueve erráticamente, y se expresa desde la visceralidad. El discurso de Petro en la ONU agitó las aguas, y figuras de la derecha volvió a las mismas palabras de siempre sin realmente expresar un argumento fuerte y contundente contra las palabras del mandatario que criticaron la postura del primer mundo acerca de la lucha contra las drogas.

Quizás lo más tangible de la oposición en este momento sea la movilización en el Magdalena para «prevenir» las invasiones de tierras. Movilización que realmente pareció tener remembranzas a los días de las Convivir u otros grupos paramilitares. Si el propósito era mostrarse como una organización pacífica «protectora» de la propiedad privada, el efecto no fue obtenido. Aunque siempre queda la duda, si realmente esos grupos quieren desligarse de la historia paramilitar de nuestro país.

Teniendo en cuenta las recientes movilizaciones de la oposición lideradas por el Centro Democrático, no se esperan muchas personas en las protestas convocadas para el 26 de septiembre, aunque puede ser que la organización por redes sociales logré que asistan un mayor volumen de ciudadanos.

Se acerca una protesta el 26 de septiembre, que recuerda mucho aquella queja de Duque donde indicaba que el candidato perdedor decidió hacer protestas durante todo su período. Aunque con el mismo organizador de la marcha «un millón de voces contra las Farc», la situación es bastante diferente. La popularidad del gobierno es de lejos mayor a la que tenía el grupo guerrillero en 2008. Los mismos sectores que hoy indican que marcharán son aquellos que criticaban las protestas durante el gobierno Duque con la frase «yo no marcho, yo produzco».

La dos protestas contra el gobierno convocados recientemente, realmente no fueron masivas. Aquella convocada por la senadora Paloma Valencia cerca a la calle 100, convocó aún menos gente que la convocada por María Fernanda Cabal el 6 de agosto en la plaza de los héroes caídos.

Con respecto a las protestas también se ha hablado de movimientos estudiantiles protestando contra el gobierno. Esto es interesante porque según algunos medios se trata de la Organización Colombiana de Estudiantes, que históricamente se ha asociado con el MOIR y recientemente con el partido de Jorge Robledo, Dignidad. De darse manifestaciones desde la OCE, sería algo realmente atípico.

Ya que esta misma organización se manifestaba en contra de las políticas de gobiernos anteriores, y aún es muy prematuro como para oponerse a las pocas medidas que ha podido tomar este gobierno que además comparte ideologías con dicha organización. Sería la primera vez en la historia que un gobierno de izquierda tiene manifestaciones en contra desde sectores de centro izquierda.

Electorado confundido

Es la primera vez que un electorado popular logra llevar a una fórmula presidencial a la Casa de Nariño. Aunque anteriormente las clases populares votaban, normalmente apoyaban a alguien de las élites que hacía todo lo opuesto a lo prometido. Petro y Francia hicieron muchas promesas a aquellos que denominaron «las y los nadie», y aunque dichas promesas son en su mayoría viables de ser cumplidas, el proceso para lograrlo no es un camino de rosas.

Que se diera un viraje político en Colombia conllevó muchos acuerdos que no necesariamente resultaron cómodos. Y como tal la política se compone de hacer favores, mover fichas en un complejo ajedrez no solo para llegar al poder, sino para sostenerlo y realmente poder ejercerlo. A ojos del electorado que eligió a Petro y Francia, no se comprendió toda la historia. En parte el carácter cuasi mesiánico y caudillista de Petro, cegó un poco al electorado que prácticamente imaginó que las decisiones gubernamentales se tomarían directamente sin el filtro del congreso.

Y es ahí donde el gobierno se enfrenta con dos de sus principales obstáculos: El legislativo y el presupuesto. Por un lado, congresistas afines a las élites evitarán que los cambios se hagan o torpeadarán los mismos para que afecten en menor medida a los más ricos. Por el otro, está el hueco fiscal que aumentó considerablemente con el gobierno Duque y que se debe subsanar en parte, esto último retrasa la implementación de muchas políticas principalmente sociales que espera su electorado.

Tal vez una concepción «mesiánica» de Petro o el desconocimiento del funcionamiento del estado ha hecho que muchos sectores pro gobierno tomen acciones que afectan la promoción de los proyectos del mismo en el congreso. Además que existe una esperanza errónea que el ejecutivo por sí solo puede generar los cambios.

Adicionalmente es evidente que de ambos lados del espectro existen muchas personas que desconocen el funcionamiento del estado. En la oposición, este desconocimiento funciona de maravillas para desinformar sobre las acciones del gobierno. Del lado del electorado que voto por Petro y Francia, esto juega en contra del gobierno, ya que se dan fenómenos como exigirle al gobierno que libere a los manifestantes apresados durante el paro nacional de 2021. Cuando claramente esa responsabilidad recae sobre el poder judicial, particularmente sobre la Fiscalía.

También ha aparecido un fenómeno particular. Ciertos sectores sociales han decidido tomar ciertas acciones, quizás esperando anuencia de parte del gobierno. Dichas acciones realmente han terminado alimentando a la oposición que indica que el gobierno patrocina esas mismas acciones, similar a las acusaciones que hacían cuando este gobierno hacía parte de la oposición.

Las invasiones de tierras en el Cauca y las protestas estudiantiles dentro de las universidades públicas de Bogotá, solo fueron combustible para que la oposición cuestione proyectos como la reforma agraria o la reforma al Esmad.

Un gobierno que aún no se acomoda

Aunque parte del gabinete ya había sido parte de gobierno anteriores. Pareciese que aún no se logra una real sinergia entre el gabinete ministerial. Declaraciones encontradas, rectificaciones, o voces que intentan calmar a la opinión pública cuando está es fácil presa del pánico por alguna medida considerada radical, se han vuelto comunes.

Es entendible un poco el «miedo escénico» que puede llegar a tener un gobierno que antes no había ostentado el poder. Además que muchas de sus reformas y medidas no son para nada convencionales comparadas con las de gobiernos anteriores. Aparte el tiempo apremia, y lograr resultados en cuatro años para promover la continuidad de un proyecto político que nada contra corriente no es nada fácil.

Es evidente que aún hay tiempo, pero también hay que empezar a quitarle protagonismo a figuras dentro del gobierno que aún no entienden que la campaña terminó cuando lograron la victoria en segunda vuelta.

Ronald Ernesto Cano Gutiérrez

Ingeniero de sistemas de la UFPS y desarrollador de software. Con estudios de fotografía y vídeo, ha desarrollado su carrera pararela como cronista visual en varios medios alternativos. Su experiencia en reportería gráfica se enfoca especialmente en temas relacionados con la movilización social, y los eventos culturales y deportivos.

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